vitoria - De nada sirve ya lo hecho durante estos últimos ocho meses. Tanto lo bueno como lo malo, que desgraciadamente ha adquirido más protagonismo del deseado. Máximo dramatismo no puede existir. Toda la temporada queda supeditada al desenlace de cuarenta minutos a vida o muerte. Poco importa el sufrimiento anterior. Esta noche se buscan héroes inmortales en Málaga que hagan aflorar un sentimiento baskonista extraviado de un tiempo a esta parte. La línea entre el éxito o el fracaso es muy fina en el deporte profesional. De un lado, está la posibilidad de minimizar una trayectoria repleta de vaivenes y recuperar el espacio entre la nobleza liguera tres años después cuando nadie apostaba un euro por el Baskonia. De otro, la triste confirmación de la decadencia del club con otra prematura defunción.

No habrá término medio para un equipo que deberá sacudirse de una vez por todas los complejos como visitante y protagonizar una machada en territorio comanche. No será fácil profanar el templo malagueño del Martín Carpena, donde el Laboral Kutxa se ha mostrado impotente y dejado sensaciones desalentadoras en sus tres desplazamientos de esta temporada. Hoy tendrá a casi 10.000 almas en su contra y hará frente a un adversario teóricamente superior, pero la hemeroteca se halla repleta de hazañas barnizadas con tintes épicos.

Será un partido para hombres en el que no cabrán las medias tintas ni los síntomas de flaqueza. Es la jornada para salir por la puerta grande. Aunque los precedentes no invitan al optimismo, no queda otro remedio que creer y depositar la fe en un grupo de jugadores y técnicos que, si bien han decepcionado en infinidad de ocasiones cada vez que han hecho la maleta, disponen de una oportunidad única para reivindicarse y devolver al cuadro vitoriano al lugar que le corresponde.

No es que el Unicaja sea, además, un rival inabordable. Ha paseado un poderío espectacular y posee trazos sólidos esta campaña gracias a una defensa granítica, pero las grietas en su engranaje han quedado al descubierto. No va sobrado de talento y encima deberá soportar la presión de ganar sí o sí para asegurar la Euroliga. La ventaja de campo es un arma de doble filo cuando flaquean las piernas, tiemblan las muñecas y la cabeza duda. Eso sí, siendo honestos cualquiera desearía estar en su pellejo antes del salto inicial y contar con el aliento de su sexto jugador. Negarlo sería de necios porque siempre es preferible jugarse la vida al calor de los tuyos.

lucha de estilos Sin embargo, la historia del deporte se encuentra llena de Oakazos o Maracanazos que han forjado gestas, a priori, inviables. Esto es lo que buscará hoy un Baskonia obligado a imponer su ritmo si quiere albergar esperanzas de éxito. Sólo espera la gloria si el partido estará presidido por el vértigo y las elevadas revoluciones. Vistos los padecimientos del asalto inaugural, el plan no puede ser otro que agitar el juego y propiciar un intercambio de canastas. Entonces quedarán sentadas las bases de un triunfo que se prevé laborioso. Los discípulos de Ibon Navarro se sienten en su salsa cuando pueden correr y anotar en transición. En caso de que el Unicaja aplique cloroformo a la velada y haga valer su férreo trabajo de contención, las opciones serán remotas.

Tampoco podrá faltar el imprescindible acierto, tan necesario para un bloque como el azulgrana cuyo juego interior no produce precisamente canastas a mansalva. De esa lucha de estilos espera salir ganador un Laboral Kutxa revitalizado tras la concluyente victoria del sábado y autoconvencido de que la remontada es posible. Además del oficio y buen hacer de la columna vertebral, la contribución de los hombres de refresco será capital para llegar vivo a los minutos calientes. Adams y James, siempre en el punto de mira por su individualismo y sus alocadas decisiones, deberán anteponer el bien colectivo a sus propios números para que las vacaciones no sean una realidad desde mañana.

La duda estriba en si la tropa alavesa tendrá capacidad de reacción si las cosas no salen rodadas desde un principio, los rebotes van a parar a los jugadores locales o la muñeca no funciona a pleno rendimiento. Si algo no ha acreditado este ejercicio es dureza mental para sobreponerse a la adversidad de que sea el rival quien dicte las normas y fije el patrón de juego. En ese paso pueden hacer acto de presencia los peores fantasmas del curso. Mientras andaluces y vitorianos competirán a pecho descubierto por el billete para la semifinal, el Barcelona ya aguarda plácidamente al vencedor del cruce. Todo hace indicar que la empresa de tumbar al gigante culé será imposible para cualquiera de los dos, pero eso queda muy lejos.