vitoria - Tadas Sedekerskis no olvidará nunca el 15 de marzo de 2015. El joven talento lituano, un escolta de dos metros y apenas 17 años que fue reclutado por el Baskonia en el verano de 2013 con un contrato de seis temporadas, vivió ayer su bautismo en la ACB. Habían pasado trece minutos del encuentro ante el Joventut cuando Ibon Navarro le concedió la alternativa en un momento complicado (30-28) en lugar de Causeur. Fue una apuesta valiente la del entrenador vitoriano, acuciado por la ausencia de Ben Hansbrough en el perímetro y obligado a dosificar a sus titulares ante la electricidad de un partido a pecho descubierto y presidido por el elevado ritmo de ambos contendientes.

Pocos sospechaban que el técnico vitoriano apostaría ayer por el exterior cedido en el Sáenz Horeca Araberri de LEB Plata, que venía de anotar el sábado 7 puntos en 31 minutos en la derrota que prácticamente ha certificado el descenso matemático del conjunto vitoriano. Pese a que está disputando minutos vitales con el fin de avanzar en su progresión y dejando esporádicos destellos de calidad en la tercera categoría del baloncesto estatal, Sedekerskis no ha disfrutado de un escenario ideal con el fin de dar pasos al frente en un conjunto inmerso en una grave dinámica derrotista desde el inicio de la temporada.

Ayer le llegó de forma prematura la hora del estreno en la ACB. Ibon Navarro pudo simultanear la presencia de Adams y James en pista o colocar a San Emeterio como improvisado escolta, pero se decantó ante la sorpresa de todos los presentes por este bisoño báltico que en junio del año pasado ya dio muestras de su potencial en el Campeonato de España junior. Pese a estar en su etapa de cadete, Sedekerskis despuntó y brilló con luz propia con unas estadísticas de 20,8 puntos y 6,1 rebotes que le convirtieron en el máximo anotador del torneo. Él solito guió al filial del Baskonia hacia una meritoria medalla de bronce.

El canterano pareció no acusar los nervios de un momento tan importante y se le vio suelto. No desentonó en defensa, una de sus asignaturas para ser alguien en el baloncesto en un futuro, y se aplicó con vigor en el trabajo sobre sus pares. En ataque, apenas tuvo protagonismo. Uno de los solitarios balones que cayó en sus manos en los segundos finales de una posesión acabó con un triple repelido por el aro. El joven nacido en Nida (Lituania) volvió a hacer acto de presencia en los minutos de la basura cuando Ibon Navarro compuso un quinteto insólito para cerrar el partido. Junto a él, recibieron la alternativa los hermanos Diop y Carlos Martínez, otra promesa azulgrana cedida en el Araberri que, sin embargo, ya debutó la pasada campaña a las órdenes de Scariolo. El público del Buesa acogió entusiasmado la decisión del vitoriano, que quiso premiar así el trabajo en la sombra de sus yogurines. Mamadou se permitió incluso el lujo de anotar un triple ante la algarabía de los presentes.