vitoria - El Top 16 de la Euroliga llega esta noche a su ecuador con el enfrentamiento en el Buesa Arena entre los dos rezagados representantes de la ACB, que encaran posiblemente una de las últimas oportunidades para subirse al codiciado y selecto vagón de los cuartos de final. La brecha de dos victorias con respecto al cuarto clasificado, concretada la semana pasada en Estambul tras aquellos dos tiros malogrados por Mike James y Davis Bertans en los últimos segundos, deja sin margen de error ya a un Baskonia que desea prolongar su estado de gracia como anfitrión y corroborar su crecimiento con un éxito de prestigio ante una de sus bestias negras de la actual temporada.

Tras los embriagadores festines anotadores registrados en los últimos compromisos de Zurbano, aderezados de una inmejorable dosis de espectáculo, el desembarco de los andaluces pondrá a prueba la madurez deportiva del conjunto adiestrado por Ibon Navarro. Un rival de primerísimo nivel pero vulnerable cada vez que traspasa la frontera ante el que toca seguir alimentando una autoestima por las nubes. Hasta ahora, se le ha resistido al Laboral Kutxa en dos ocasiones el actual líder liguero y en el vestuario azulgrana anida el firme propósito de hincarle el diente para saciar la sed de venganza y revertir una racha negativa. Sin ser extremadamente vistoso ni una tentación para los paladares más exigentes, el Unicaja vuelta alto este ejercicio de la mano de un baloncesto rocoso, sobrio y sin estridencias. No cautiva por su vistosidad y se asemeja a un muro de hormigón, algo que le depara sentimientos encontrados. Mientras se ha encaramado con todo merecimiento a la atalaya de la Liga Endesa, en la Euroliga cabalga con el rumbo torcido.

La velada amanece como una bonita lucha de estilos. De un lado, aparecerá la apuesta dinámica, estética y vertiginosa de un Baskonia que se siente como pez en el agua cuando el partido es de elevadas revoluciones y los dígitos del electrónico se disparan. En el otro lado de la cancha, emergerá el poliédrico combinado andaluz, que aboga por un ritmo cansino y se sostiene en pie gracias a la férrea disciplina de sus postulados defensivos. Joan Plaza tratará de maniatar a los locales con sus célebres grilletes para vivir otro desenlace positivo como el de hace unos días en el Martín Carpena.

Quien imponga su estilo, habrá recorrido mucho camino para prolongar su halo de vida en esta Euroliga donde los grandes colosos del grupo F ya hacen honor a su etiqueta de favoritos. Sin embargo, todavía quedan resquicios para la esperanza y no está dicha la última palabra en una fase de competición tan larga y abierta a vaivenes. Dado que Fenerbahce y Anadolu Efes también se miden esta noche entre sí, un hipotético triunfo volvería a meter de lleno a los alaveses en la pelea en vísperas de un nuevo desplazamiento a Estambul, esta vez para dar la réplica al conjunto cervecero.

Si traslada a los encuentros a domicilio la extraordinaria solidez acreditada en el Buesa Arena, este renacido Baskonia se halla capacitado para dar un disgusto a cualquiera. El Unicaja se perfila, eso sí, como un hueso duro de roer y cuenta con varios integrantes que, por sus peculiares características, pueden abrir un socavón en el engranaje azulgrana. El fornido Granger evidenció hace días que sabe buscar las cosquillas a los escurridizos Adams y James, Kuzminskas suele minar la moral de un San Emeterio sin cuerpo ni tamaño para defenderle y, por último, Fran Vázquez buscará sacar a Begic de la zona para explotar sus tiros abiertos. De ahí que Ibon Navarro deba encontrar en la pizarra los antídotos imprescindibles para minimizar estos peligros costasoleños.