VITORIA - Si el Baskonia cotizara hoy en día en bolsa, alguno de sus valores estaría en verde y permitiría a los inversores obtener más dinero del que apostaron en primera instancia. Es el caso de Colton Iverson, un pívot honrado que más allá de sus limitaciones está sorprendiendo a propios y extraños con un rendimiento muy por encima de las expectativas iniciales. En cambio, quien cotiza claramente a la baja y generaría pérdidas no es otro que su compañero en el puesto de cinco.
Mirza Begic, el hombre que brindó al Laboral Kutxa el imprescindible equilibrio con su desembarco a mediados de noviembre del año pasado, no se encuentra a sí mismo. El espigado esloveno vive sus horas más bajas como integrante azulgrana y ya no es ese interior resolutivo en las dos canastas que dotó de estabilidad al juego vitoriano. Se ha visto completamente desplazado en la rotación por el estadounidense, mucho más intenso a la hora de elevar el nivel físico del juego interior vitoriano.
Su rendimiento ya había iniciado una curva descendente en las últimas semanas y el partido ante el Fenerbahce no hizo sino corroborar una tendencia cada vez más preocupante. La capacidad intimidatoria de Begic brilló por su ausencia, viéndose desbordado por el versátil Jan Vesely. Días atrás, también había sufrido lo indecible en el Martín Carpena de Málaga ante los cómodos tiros abiertos de Fran Vázquez, con la clara consigna por parte de Joan Plaza de abrirse y sacarle de la pintura, el lugar donde más cómodo se siente y condensa su esencia como baloncestista.
El Baskonia se desangró el viernes en la zona ante los peligrosos exteriores del cuadro turco, que penetraron con extrema facilidad y consiguieron un puñado de canastas fáciles ante la pasividad azulgrana. Un debe achacable a la lentitud de los doses y treses de Ibon Navarro, pero también a la tardía llegada en las ayudas defensivas del balcánico, cuyas prestaciones y minutos en pista han descendido de forma drástica. Urge en este sentido su reacción, ya que el conjunto vitoriano no anda sobrado de músculo, poderío físico y contundencia bajo los tableros pese al notable nivel que está acreditando el atlético Kim Tillie.
La rehabilitación de Begic, renovado por Josean Querejeta hasta el final de la temporada antes de acometer la rescisión del controvertido Lamont Hamilton, debe ser inminente. Y es que hoy le espera una prueba de fuego ante un gigante de mayor tamaño incluso que él. No en vano, en el Gran Canaria figura el interminable Walter Tavares, un pívot de 221 centímetros escogido en segunda ronda del último draft por Atlanta Hawks y llamado a desembarcar en la NBA pese a su contrato en vigor en Las Palmas hasta junio de 2017. El cinco caboverdiano no posee una gran variedad de recursos técnicos, pero condiciona los partidos y se convierte en un factor diferencial por su capacidad para cambiar tiros y anotar sin prácticamente saltar del suelo.
El apasionante duelo en las alturas entre estas Torres Gemelas puede marcar el devenir de un partido marcado en rojo para la resurrección del ex de, entre otros, Real Madrid y Olympiacos. Sin la mejor versión de Begic, no cabe duda de que el Laboral Kutxa infunde menos temor entre sus rivales. Aunque posiblemente no se encuentre en el Top 5 de los mejores pívots de la Euroliga, atesora el nivel suficiente para dar mucho más que en estos últimos tiempos presididos por una acentuada tibieza.