Vitoria - En la Euroliga se cotiza caro el anotador compulsivo, esa pieza bautizada como killer y tan imprescindible para desatascar partidos complicados en los que el rival se sube a las barbas y necesita recibir un jarro de agua fría en forma de canastas producto del talento individual. Hace mucho tiempo que las apreturas económicas impiden al Baskonia disfrutar en el puesto de dos de ese baloncestista diferencial, capaz de fabricarse sus propias canastas y ejercer el efecto intimidatorio entre sus pares. La huella de Macijauskas o Rakocevic aún sigue siendo alargada en el Buesa Arena.
En realidad, el privilegio de contar con un especialista de ese calibre se encuentra hoy en día al alcance de muy pocos clubes en Europa. Únicamente pueden integrarlo en su disciplina aquellos que manejan un presupuesto astronómico como el Fenerbahce, dotado de la capacidad adquisitiva suficiente para atraer al objetivo que se proponga. El brazo ejecutor de Zeljko Obradovic tiene nombre y apellidos. Se llama Andrew Goudelock, es el máximo anotador de la competición con un total de 262 puntos y se perfila, por tanto, como uno de los muchos hombres a reducir en la pizarra por Ibon Navarro para que el Laboral Kutxa salga indemne este viernes de su visita a tierras otomanas.
El estadounidense, de 26 años y 1,91 metros, se convirtió el pasado verano en uno de los fichajes galácticos de Zeljko Obradovic para su segundo megaproyecto en Estambul. Le reclutó procedente de la gélida Kazan, donde el pasado ejercicio fue designado MVP de la Eurocup tras conducir al Unics al subcampeonato de la segunda competición continental. Su acreditada voracidad ofensiva sedujo al laureado preparador serbio, sin excesivo margen para experimentos ni apuestas arriesgadas después de fracasar con estrépito en su primer año al frente de uno de los grandes ricos del Viejo Continente.
El tiempo ha terminado dándole la razón, ya que Goudelock ha confirmado su reputación de incontenible anotador. Una cualidad por la que Kobe Bryant le bautizó como Mini Mamba cuando compartieron vestuario en los Lakers. Tras militar por espacio de cuatro temporadas con los Cougars de Charleston, su elección en el draft de 2011 en segunda ronda con el número 46 y una posterior etapa en varios conjuntos de la Liga de Desarrollo de su país natal, el base-escolta de Stone Montain (Georgia) brilló con luz propia en la franquicia angelina en una eliminatoria de primera ronda en la que fueron barridos por los Spurs de San Antonio.
La grave lesión de Kobe, antes de finalizar la liga regular, le concedió la oportunidad de jugar por segunda vez en el Staples Center y, como el propio protagonista confirmaría más tarde, sacarle de la miseria. “No tengo un centavo, hasta ahora nadie lo sabía porque yo vengo aquí y pongo una sonrisa en mi cara. Mi novia me presta el dinero. No quería llamar a mis padres, soy demasiado mayor para eso. Hay días en los que ni siquiera podía comer. Me he ofrecido para trabajar en el Burger King o lo que fuera”, reconoció con sinceridad Goudelock en uno de los capítulos de su autobiografía.
el mejor ejemplo Trigésimo noveno máximo anotador en la historia del baloncesto universitario estadounidense, la estrella del Fenerbahce también tiene el honor de haber sido drafteado por los Harlem Globetrotters. No hay nada que acredite mejor la condición de espectacularidad como que el equipo del balón tricolor te señale en su casting.
Goudelock se ha visto inspirado durante su carrera por el espíritu de superación de su tío ya fallecido, un antiguo jugador de fútbol americano con su mismo nombre que retomó su actividad deportiva y llegó a tomar parte en un All Star pese a serle amputada una pierna a la altura de la rodilla antes de perder su batalla contra el cáncer. Buscando fotos suyas por internet para enviárselas a su madre, el exterior le descubrió en un recorte de periódico y supo de su fascinante historia cuando tenía 19 años. El número de su tío, el 65, fue retirado y pasó a formar parte de la leyenda del deporte local. Sus hermanos Aaron y Greg hicieron un pacto para mantener el legado familiar: el primer hijo varón que tuvieran llevaría su nombre. Tres años después de su muerte, nació el actual integrante del Fenerbahce.
Como prueba de su veneno, el infalible tirador estadounidense ostenta el récord de triples en un partido en la historia de la Euroliga. En noviembre del año pasado, maltrató sin piedad al Bayern Munich con diez aciertos de trece intentos y 34 puntos. Aquella noche saltó por los aires la estratosférica marca de tres exbaskonistas como Saulius Stombergas, Thomas Kelati y Mirza Teletovic. En la actualidad, Goudelock promedia más de 17 puntos por partido viéndose únicamente superado por Taylor Rochestie. Su porcentaje desde el 6,75 metros roza el 48% de acierto, una barbaridad teniendo en cuenta los estrechos marcajes que recibe. “Tiraré hasta el día que me muera”, recalca siempre Goudelock, ganador del concurso de triples de la NCAA en 2011.