vitoria - Cualquier equipo que se mide al Olympiacos sabe de antemano dónde reside el gran peligro y quién es el brazo ejecutor de un clásico de la Euroliga que campaña tras campaña oposita al título continental con independencia de su reducción presupuestaria. Hasta el más torpe sabe cómo se las gasta antes del salto inicial Vassilis Spanoulis, pero ningún técnico es capaz luego de encontrar antídotos en la pizarra para minimizar al barbudo genio que, con permiso de Dimitris Diamantidis y Juan Carlos Navarro, lleva dominando el baloncesto europeo durante la última década.

El exterior nacido en Larissa,para el que los años no parecen pasar en balde a la vista de sus magistrales exhibiciones, dejó hace tiempo de ser exclusivamente un martillo pilón que tiene el aro rival entre ceja y ceja. Es igual de temible por sus más de 16 puntos de mediacomo por sus 6 asistencias en cada encuentro. Los estrechos marcajes y continuas ayudas que recibe en cada velada le obligan a agudizar su ingenio y propiciar el lucimiento de sus compañeros de equipo. Ha desarrollado tal visión de juego que también marca las diferencias por su capacidad para hacer mejores a auténticas medianías.

Por ello, Ibon Navarro es casi más partidario mañana de reducir su manantial como pasador y frenar ese temible pick and roll central que de tratar de evitar su célebre producción anotadora, algo a la postre muy difícil de conseguir por mucho empeño que pongan sus defensores. “Cuando tienes a alguien como Spanoulis en el equipo, debes aprovecharlo. Tienen, además, otros peligros, han recuperado a Printezis y cuentan con Lojeski, que es un jugador que siempre juega muy bien contra nosotros. Es uno de los mejores equipos de Europa, así que centrarnos sólo en Spanoulis sería una torpeza”, reconoció el técnico vitoriano, que al menos se consolará con las sensibles bajas de Lafayette, Petway y Agravanis -todos ellos lesionados- en el conjunto de El Pireo.

Imbatido hasta la fecha en el Top 16 y único contendiente del grupo que está siguiendo la intratable estela del CSKA, el Olympiacos ya evidenció ser un rival terrenal en su última visita al Buesa Arena cuando fue triturado por el Laboral Kutxa en una de sus mejores actuaciones de este ejercicio. Al tratarse, a juicio de Ibon Navarro, de “un gran equipo que se pasa bien el balón y ocupa bien el espacio en el campo”, el conjunto vitoriano se halla obligado a “subir su rigor defensivo”. Según el técnico azulgrana, otro aspecto ineludible para arañar un triunfo de oro de La Paz y la Amistad consistirá en que “todo el mundo se sienta partícipe del juego para que cuando llegue a la defensa estemos enchufados”.

Muy fino deberá hilar un Baskonia para profanar una pista donde ganó por última vez en 2007 -aquel 89-95 sellado bajo la batuta de Maljkovic le proporcionó el billete para la Final Four de Atenas- y donde encadena ocho derrotas consecutivas. La última tuvo lugar el pasado 24 de octubre (63-57) con Crespi en el banco.