vitoria - A lo largo de doce temporadas, se ha ganado el respeto de todo el mundo en una ACB donde precisamente no abundan los jugadores carismáticos como él. Un tipo capaz de promediar más de 14 puntos en 325 partidos merece cuando menos un reconocimiento. El Buesa Arena, de los recintos más entendidos y que no suele regalar aplausos cerrados a los visitantes si antes no han vestido la elástica azulgrana, así lo entendió en mayo de este año en el epílogo de la pasada fase regular. En la recta final de la visita del Fuenlabrada, le dedicó una sonora ovación cuando al retirarse al banquillo. Acababa de endosar 26 puntos al Baskonia tras un precioso pulso con Nocioni que rompió la monotonía de una matinal soporífera. Hace unos días cumplió las 37 primaveras, pero da la sensación de que para él no pasan los años. Como los buenos vinos, mejora con el paso del tiempo y, sobre todo, continúa con la canasta metida entre ceja y ceja para erigirse en uno de los cañoneros más letales de un torneo cada vez más devaluado.

Andy Panko, la estrella del Fuenlabrada, aterriza hoy en el Buesa Arena como el máximo anotador liguero. El estadounidense, un alero con una dilatada experiencia al que sus últimos entrenadores han reconvertido hacia la posición de ala-pívot, se postula nuevamente como el gran favorito para revalidar el galardón conseguido el pasado curso con el conjunto de la periferia de Madrid. Tras endosarle 30 puntos al MoraBanc Andorra y erigirse en el MVP de la décima jornada, esta mañana comparece en la capital alavesa con la muñeca caliente. Shengelia y Tillie, cuyas desatenciones defensivas han permitido brillar este curso a infinidad de cuatros abiertos como Báez, Suton, Harangody o Erceg, tendrán una difícil papeleta a la hora de atar en corto a este republicano con un carácter muy peculiar.

Reacio a dar entrevistas en los dos o tres días previos a un partido, amante de los Beatles y del golf, Panko procede de una familia acomodada que le puso el nombre de un aristócrata (Andrew John III). Apodado por muchos en su día el Larry Bird de la NCAA, es un apasionado del espionaje al que le hubiera gustado trabajar en la CIA. Siempre ha conseguido dejar huella en casi todos los clubes por los que ha pasado. Por ejemplo, fue parte activa de la época más dorada del Gipuzkoa Basket de Pablo Laso, al que llegó cuando militaba en LEB Oro y condujo hacia cotas insospechadas con esa elegancia y calidad de las que siempre ha hecho gala. En su último año en Donosti, fue proclamado MVP de la ACB tras conformar un trío estelar junto a Sergi Vidal y su ahora compañero de vestuario Jimmy Baron.

“soy un tío aburrido” Nacido en Harrisburg (Pennsylvania) e hijo de un prestigioso médico, Panko ha desarrollado casi toda su carrera en la ACB. Tras sus grandes números en la Universidad de Lebanon Valley, se quedó a un paso de ser elegido en el draft y nunca entró en los planes de ninguna franquicia de la NBA. Su experiencia al otro lado del Atlántico es de lo más escuálida: un único encuentro en los Hawks de Atlanta, con el que firmó un contrato de diez días en 2001 y que le dio la oportunidad de disputar los segundos de la basura en una velada ante los Warriors. Antes de militar por espacio de una campaña y media en el Bilbao Basket -cuando su denominación era Lagun Aro-, fue el Casademont Girona quien le abrió en marzo de 2003 las puertas de la ACB para relevar al lesionado Veljko Mrsic. En el Caja San Fernando, su siguiente parada, no triunfaría.

Resulta chocante que un anotador tan compulsivo no haya dispuesto de grandes oportunidades para demostrar su valía en la Euroliga. De hecho, Panko únicamente la ha disputado en la campaña 2012-13. El Panathinaikos le acogió con los brazos abiertos, pero no cuajó en el OAKA y en diciembre integró un trueque con James Gist que daría con sus huesos en el Unicaja. Durante el último mercado estival, compró su libertad al Fuenlabrada para convertirse en agente libre y recibir propuestas tentadoras, pero éstas brillaron finalmente por su ausencia y terminó atendiendo la llamada de Ferrán López para retornar al inquilino del Fernando Martín.

No cabe duda de que la presencia de Panko en toda clase de equipos de la parte media-baja de la tabla constituye un filón. Es el máximo anotador -15,5 puntos de media-, el undécimo más valorado y el jugador que más minutos permanece en pista. Con Luis Casimiro, el máximo responsable de un Fuenlabrada que ha protagonizado un dubitativo arranque y ocupa la penúltima posición con dos solitarias victorias, permanece cerca de 34. Un esfuerzo sobrehumano que a su avanzada edad se puede permitir al disputar únicamente un partido a la semana.

“Física y mentalmente, cada año me encuentro mejor”, reconoce el norteamericano, que no tiene reparos en enumerar los secretos de su eterna juventud. “Se trata de estar centrado, comer bien en casa, no beber alcohol, no ir de fiesta? Soy un chico aburrido, sencillo. No hay una fórmula mágica, son muchos detalles. Quiero jugar a un nivel alto, pero para eso hay que llevar una vida ordenada. Si el cuerpo y la cabeza están bien y sigo siendo feliz jugando al baloncesto, seguiré sin problemas unos años más. La única receta es trabajar duro todos los días y pensar en el equipo”, desvela Panko, que a finales de 2006 estuvo a punto de recalar en Vitoria. El Baskonia le ofreció un contrato de dos meses para suplir la lesión de Sergi Vidal, pero la negociación no llegó a buen puerto.