vitoria - Las aguas bajan muy revueltas en el Galatasaray, donde los impagos están provocando un clima de alta tensión dentro del vestuario. Varios jugadores tienen pendiente el cobro de mensualidades atrasadas -en algunos casos, cinco meses- y, de hecho, es factible que en las próximas semanas alguno siga el mismo camino emprendido hace días por Furkan Aldemir. Hastiado por unas promesas que no terminan de cumplirse, el poste turco -uno de los puntales de Ergin Ataman que ya cuajó una notable actuación en el Buesa Arena- decidió romper unilateralmente el contrato y poner rumbo a los Sixers de la NBA.
Los dirigentes han puesto el grito en el cielo y amenazado con elevar una queja ante la FIBA, pero sus argumentos carecen de poco peso ante la terca evidencia de que el drástico recorte en el dinero otorgado por su sponsor principal (LIV Hospital) les está impidiendo cumplir con los compromisos pactados en el verano. Al parecer, Carlos Arroyo es el único que debería pasar por caja si pretende abandonar la capital estambulí. Los restantes tienen la puerta abierta para abandonar el barco si reciben una suculenta oferta del exterior.
Otro problema añadido es la baja de uno de sus baluartes en la cuerda exterior. Vladimir Micov no podrá jugar este viernes ante el Baskonia debido a la fractura en un pie que todavía le mantendrá unas semanas de baja. Respecto a la confrontación de la ida, los otomanos recuperan al lituano Martynas Pocius.
DERROTA ANTE un modesto En vísperas de recibir a los alaveses en la Euroliga, el Galatasaray cosechó ayer una sonrojante (85-77) ante el Türk Telekom -cuarto por la cola en su país-. Guler y Gonlum fueron sus máximos anotadores con 17 y 14 puntos, respectivamente.