vitoria - Ibon Navarro ya puede sentirse a pleno derecho el hombre fuerte del Baskonia menos pujante de los últimos años. Como sucede en estos casos, los resultados dirán hasta cuándo. No ha sido ratificado en público todavía ni por Josean Querejeta ni por ningún miembro de la directiva, pero la determinación tomada por el club de colocar un ayudante a su disposición constituye el espaldarazo definitivo para consolidar una posición que era de cierta debilidad. Tras varias semanas de indefinición respecto al inquilino del banquillo, en las que el silencio del presidente ha alimentado la rumorología y los sondeos con otros entrenadores no han fructificado, no queda ninguna duda de que el bastón del mando corresponderá al vitoriano hasta nueva orden.

Es la principal consecuencia que se deriva de la apuesta del Laboral Kutxa, oficializada ayer, por Jota Cuspinera como la mano derecha Ibon Navarro hasta el 30 de junio de 2015. La incorporación del prestigioso vizcaíno de 44 años al staff técnico azulgrana, una figura desértica en el Buesa Arena desde la fulminante destitución de Marco Crespi cuyo papel había sido desempeñado provisionalmente en los tres últimos duelos ante el Gipuzkoa Basket, el Neptunas y el Joventut por David Gil, conlleva de forma implícita un refuerzo de la autoridad que ostentaba tras su reciente promoción como consecuencia de la marcha del italiano.

En un momento crítico donde el Baskonia mantiene en entredicho su presencia en el Top 16 de la Euroliga y la Copa del Rey, las altas esferas han pretendido dotar de estabilidad a un puesto capital en el que no caben las medias tintas ni el menor atisbo de incertidumbre. Querejeta ha querido enviar el mensaje definitivo a un vestuario que, posiblemente, no las tuviera todas consigo a estas alturas respecto a la identidad del hombre que iba a pilotar la nave.

Tras permanecer a la sombra de grandes entrenadores en el pasado como Dusko Ivanovic, Sergio Scariolo, Velimir Perasovic, Neven Spahija o Paco Olmos, a Ibon Navarro le ha llegado la oportunidad con la que siempre soñó. Es su hora para hacerse hueco como una figura de prestigio que pueda gozar de una exitosa carrera en el futuro. Técnicos de éxito en la actualidad del calibre de Xavi Pascual (Barcelona), Dimitris Itoudis (CSKA), Joan Plaza (Unicaja), Guy Goodes (Maccabi) o Giannis Sfairopoulos, que hoy llega al Buesa Arena al frente del Olympiacos, comenzaron por ejemplo su andadura en los banquillos como segundos. De ahí las gotas de crédito con las que inicia un trabajo plagado de dificultades. Y es que reflotar al Laboral Kutxa en el tramo más oscuro de su historia es una tarea para titanes.

cambio de filosofía Posiblemente, sea el vitoriano la opción más sensata por varios motivos. Su profundo conocimiento de la casa y la dura realidad del club, las estrecheces económicas del Baskonia para acceder hoy en día a algún capataz de primer nivel y, sobre todo, el incondicional respaldo del Buesa Arena, que ya le concedió su voto de confianza en los prolegómenos del derbi ante el Gipuzkoa Basket con una sonora ovación, han terminado de convencer a Querejeta para dar este meditado paso que supone un cambio radical en su política para el banquillo.

Si en 2007 Querejeta se negó a dar continuidad a una figura de perfil bajo como Natxo Lezkano tras la abrupta salida de Velimir Perasovic por un problema cardíaco y recurrió a la experiencia de Boza Maljkovic en vísperas de la Final Four de Atenas, las circunstancias le han llevado ahora a trazar un plan distinto. La duda estriba en saber si mantiene a Navarro por la seguridad que le transmite su personalidad y conocimientos o, en su defecto, por negativas sufridas en los últimos días como la de Fotis Katsikaris.

El lazkaotarra nunca ha sentido devoción por los técnicos españoles desde el final de su matrimonio con Manel Comas. Por diversas razones, nadie ha conseguir llenarle para recibir el encargo de dirigir en el Buesa Arena. Sus dos apuestas posteriores al Sheriff (Salva Maldonado y Pedro Martínez) apenas duraron unos meses en Vitoria pese a que sus resultados no fueron del todo negativos y el equipo ocupaba una cómoda situación en la clasificación. Querejeta necesita sentir con su preparador una química y un feeling especiales. Nada puede distorsionar una confianza que debe ser ciega e inquebrantable. Todo ello es algo que está por ver si conseguirá con un novato en estas lides como el gasteiztarra, al que debió abrir en su día la puerta por expreso deseo de Ivanovic tras el tercer entorchado liguero de 2010 y al que recurrió nuevamente en el verano de 2013 para ser el ayudante de Scariolo.

En cualquier caso, las urgencias del máximo dirigente azulgrana son tales que los acontecimientos pueden precipitarse en otra dirección en función de los resultados que vaya obteniendo el Laboral Kutxa. De producirse en las próximas semanas algún varapalo que aleje al equipo de los objetivos marcados desde la cúpula para este ejercicio, no es descabellado que Navarro vuelva a pasar a un segundo plano y aterrice el que sería sexto técnico desde noviembre de 2012.

En cualquier caso, el vitoriano quiso ayer dar carpetazo al asunto en la víspera de uno de los partidos más importantes de la temporada ante el Olympiacos. “Nunca he sentido que no hubiese confianza. Simplemente había que seguir unos pasos y una pautas. Lo importante ahora no es darle vueltas a ese tema, sino a otras cosas como que el equipo gane y mejore. El Baskonia padece muchos problemas, uno de ellos es que puede contar con un entrenador novato. Para solucionarlo, el club ha puesto un remedio con el fin de que tenga ayuda. Cuanto antes dejemos hablar de todo esto, mucho mejor”, remarcó.