vitoria - En busca de un salto cualitativo ante un rival en horas bajas y, a priori, carente de la fortaleza de la pasada temporada tras las graves pérdidas sufridas en su plantilla en el pasado mercado estival. Así afronta el Baskonia la cuarta jornada de la primera fase de la Euroliga, propicia para dar un paso de gigante en su objetivo de acceder al Top 16 por el estado de tensión que se respira en la Fonteta. Profanar la bulliciosa pista levantina le permitiría poner tierra de por medio con respecto a sus perseguidores y dejar prácticamente herido de muerte a un Valencia Basket cuyo retorno cuatro años después a la máxima competición no está deparando los réditos esperados por su mecenas Juan Roig, Además, se estrenaría por primera vez lejos del Buesa Arena en un grupo donde las victorias a domicilio se cotizan muy caras.

Con un hipotético 3-1 en su casillero, el conjunto de Marco Crespi pondría ya con claridad los cimientos de su clasificación hacia la segunda ronda continental y empezaría a ahuyentar los fantasmas de aquella eliminación padecida en el ejercicio 2011-12. A expensas de cumplir los deberes la próxima semana ante el Estrella Roja en Zurbano, el desplome a lo largo de la segunda vuelta debería ser brutal para verse alejado de la flor y nata europea. De ganar al Valencia, bastaría casi con asegurar una o, por si las moscas, dos victorias más en casa para sellar el pasaporte hacia el Top 16, la primera e ineludible meta fijada por Josean Querejeta.

Lo cierto es que al Laboral Kutxa se le presenta una ocasión de oro para hurgar en las heridas taronjas. No bajan las aguas demasiado tranquilas a orillas del Turia tras las tres derrotas consecutivas que ha encadenado el Valencia Basket. Primero se despeñó en la pista del Galatasaray, luego se vio desbordado por el oficio del Olympiacos en casa y hace unos días también abandonó trasquilado el Kombank Arena de Belgrado con otra derrota sin paliativos pese al maquillaje final. Los pupilos adiestrados por Velimir Perasovic, por tanto, se han quedado sin margen de error en esta primera fase.

fichajes bajo sospecha Cuando se configuró el lote en el mes de julio y dada su trayectoria reciente, todos los entendidos colocaban al Valencia dentro del ramillete de favoritos. Las cenicientas debían ser el Estrella Roja y el Neptunas Klaipeda, pero de momento tantos serbios como bálticos quieren rebelarse ante dichos pronósticos. Dando por hecho que el calendario del Valencia Basket ha sido infernal en estos albores de torneo, no es menos cierto que su coraza no es tan indestructible como la del año pasado y sus dudas le convierten en un bloque vulnerable y al alcance de este Baskonia renacido con el fichaje de Sasha Vujacic. Las fugas de Oliver Lafayette (Olympiacos) y Justin Doellman (Barcelona) han hecho mella en el sólido entramado de un equipo que durante la pasada campaña cuajó un baloncesto excelente y rebosante de rigor y disciplina táctica.

Las numerosas caras nuevas en la dirección y el juego interior -la identidad del perímetro permanece intacta- no han conseguido hacer olvidar a dos estandartes como el fornido base y el elegante ala-pívot estadounidenses. Las críticas más ácidas se dirigen en la actualidad hacia Dwight Buycks y Kresimir Loncar, dos apuestas de la secretaría técnica encabezada por Chechu Mulero que no terminan de integrarse en los esquemas del técnico croata y brindar un rendimiento aceptable.

Los problemas físicos de Pablo Aguilar y Luke Harangody, ausentes en la última jornada liguera ante el Real Madrid, constituyen un problema añadido para el rival azulgrana, que eso sí asiste ya al renacer de Bojan Dubljevic. Recuperado de su operación en un hombro, el poste balcánico vuelve a presentar sus credenciales como uno de los jugadores más determinantes del baloncesto europeo y llama con fuerza a la puerta de la NBA.