Vitoria - El Laboral Kutxa que compareció anoche en Atenas perfectamente podría haber desempeñado el papel de Dr. Jekill y Mr. Hyde en cualquier representación teatral. Y es que si por algo destacó el combinado vitoriano fue por los drásticos contrastes que ofreció. Demasiados a todas luces para poder regresar a casa con algo positivo en el equipaje. Para empezar, el equipo dio un paso adelante en una de sus grandes asignaturas pendientes hasta la fecha, la defensa.
De esta manera, fue capaz de controlar bastante bien a un adversario del potencial del Olympiacos y ni tan siquiera un fuera de serie acostumbrado a romper todo tipo de grilletes como Spanoulis fue capaz de superarla con facilidad. Los 63 puntos encajados al final de los cuarenta minutos son un buen reflejo de esta evidente mejoría.
Sin embargo, toda moneda tiene su cruz y en el caso del Baskonia ayer acentuada a más no poder. Así, el preocupante reverso de la moneda fue la lamentable carta de tiro que presentó el combinado de Marco Crespi. Pese a no contar con nada de acierto, además, el cuadro vitoriano no se cortó lo más mínimo y lanzó nada menos que 29 tiros de tres puntos, de los que únicamente diez acabaron en canasta. Bastante peor todavía fue el porcentaje de dos puntos, con una decena de aciertos sobre 35 intentos. Unos números que, desde luego, son casi siempre sinónimo de derrota segura. Mención especial en este apartado merece el letón Bertans, que tras haber sido uno de los destacados en encuentros anteriores, vivió su particular noche negra con 3/16 en lanzamientos de campo.
El problema de los bases Sin duda el otro -y preocupante- gran contraste de la noche estuvo en la dirección de juego. A estas alturas es ya más que evidente que el Baskonia tiene un problema con sus bases y esa falta de clarividencia en el puesto de uno está lastrando sobremanera al equipo. El que teóricamente estaba destinado a ser el titular sin discusión y acumular muchos minutos en pista, el francés Thomas Heurtel, parece haber sido presa de algún encantamiento y está a años luz de su nivel. Crespi ya le dio un serio aviso en Andorra y ayer volvió a disfrutar de mucho menos protagonismo que el habitual. Peo es que, además, cuando estuvo en pista protagonizó bastantes más errores que aciertos. Perkins, por su parte, parece decidido a aprovechar la oportunidad y firmó un buen partido aunque en estos momentos sin duda sería un problema que debiera asumir la titularidad.
Ryan Gomes, inédito. Pese a que, a diferencia de lo que sucede hasta el momento en la ACB, Ryan Gomes estaba en el banquillo vestido de corto y en disposición de jugar, Marco Crespi no le concedió ni un solo segundo sobre el parqué.