Vitoria - Entre tinieblas y pese a realizar infinidad de concesiones en los dos aros, el Baskonia cumplió ayer su cometido principal en una plácida velada que le valió para quitarse un peso de encima. Como dictaba la lógica y con el fin de no transitar con agobios en la primera fase continental, firmó un triunfo terapeútico -el primero oficial de la nueva temporada- al aprovechar la irrisoria oposición del, posiblemente, equipo con menos nombre y calidad de la presente Euroliga. La aparición por Zurbano del endeble Neptunas, un sparring perfecto que únicamente aguantó en pie hasta el descanso, constituyó la mejor terapia en un momento de dudas donde se cuestionan muchas aristas de su revolucionario proyecto.

No sólo sumó el Laboral Kutxa un éxito terapeútico para tratar de allanar el camino hacia la estabilidad, sino que consiguió un inmejorable botín de puntos en caso de una posible igualada con los bálticos para dilucidar el billete hacia el Top 16. Aunque tras lo visto ayer, la cenicienta báltica será vapuleada por casi todos los integrantes del grupo D. Si los alaveses ven peligrar en el futuro su presencia entre la flor y nata europea, será más por sus propios deméritos que por otra cosa. El Neptunas corroboró su pésimo cartel. Está por ver ahora la capacidad del Estrella Roja para hacer sombra a los favoritos.

Como cabía esperar en un choque de guante blanco y con las gradas nuevamente despobladas de aficionados, la velada discurrió por unos cauces de tranquilidad. Tras estrellarse ante sendos muros de hormigón en los últimos compromisos, el Baskonia se gustó en la recta final ante un oponente entregado, errático a la hora de lucir su supuesta mejor arma -el tiro exterior- y repleto de carencias que viviría un calvario para mantenerse en la ACB. No fue, eso sí, una victoria redonda pese a lo concluyente del marcador final. Y es que la formación alavesa tardó más de lo exigible en hacer el break definitivo ante su laxitud atrás y la discontinuidad en ataque. Tuvo que aparecer el apafuegos Heurtel para, merced a una dirección magistral, conducir un monólogo incontestable.

Resueltas las dudas sobre su futuro, el base francés gobernó el encuentro a su antojo. Exhibió esas dotes de liderazgo y madurez exhibidas en el pasado Mundial. Desde la dirección, leyó a la perfección las deficiencias visitantes, generó numerosas ventajas para sus compañeros y, en definitiva, brindó los solitarios destellos de calidad en una noche soporífera. Le secundaron San Emeterio, Bertans y Shengelia, llamados a conformar la columna vertebral azulgrana y desplazar del primer plano a algunos norteamericanos bajo sospecha.

novedoso cinco inicial Con independencia del escaso fuste del Neptunas, los reveladores cambios introducidos por Marco Crespi en el quinteto inicial insuflaron otro aire al Laboral Kutxa. El técnico italiano no dudó en limitar el minutaje de las piezas más cuestionadas. Por ejemplo, Iverson y Johnson -tocado en su espalda- se ausentaron en los albores del duelo, simultaneando su presencia durante muchos minutos San Emeterio -el cántabro ejerció por primera vez esta temporada de dos- y un aniquilador Bertans. White, el último en llegar, y Shengelia, recién salido de una lesión, completaron la terna de caras nuevas para agitar a un anfitrión necesitado de respuestas.

Se topó el cuadro vitoriano con el forastero ideal para lamer sus heridas y minimizar su escaso poso y cohesión como colectivo. En esta Euroliga que hace gala de glamour por todos sus poros y acostumbra a ofrecer caviar en casi todas sus confrontaciones, también hay espacio para el sopor y vislumbrar auténticas medianías como el Neptunas, repleto de nombres anónimos y huérfano de centímetros en la zona. La debilidad báltica hizo llevadera una noche que, sin embargo, tuvo sus momentos amargos por la falta de continuidad local.

En condiciones normales y en otros tiempos, el subcampeón lituano hubiese salido trasquilado del Buesa Arena con una derrota mucho más abultada, pero las exhibiciones y demostraciones de superioridad tardarán tiempo en llegar. En realidad, la imagen azulgrana no distó ni un ápice durante muchos tramos de la mostrada en las últimas comparecencias. Despistes de bulto en defensa en los últimos segundos de posesión, brotes de individualismo -con mención especial para Ryan Gomes-, pérdidas infantiles... Habrá que aguardar a batallas más exigentes para calibrar el crecimiento coral.