vitoria - Fue uno de los grandes culebrones durante este mercado estival en las oficinas del Fernando Buesa Arena. Nadie dudaba de que Tibor Pleiss haría las maletas porque su astronómico salario para la presente temporada estrangulaba la tesorería azulgrana y obligaba sí o sí a Josean Querejeta a abrirle las puertas y negociar su venta para recaudar una buena suma de dinero. Sin embargo, la desvinculación del alemán no resultó tan sencilla como se esperaba y, a la postre, tampoco dejó los dividendos esperados. Su cláusula para la NBA ascendía a 800.000 euros, pero la determinación de Oklahoma -franquicia que continúa ostentando sus derechos en la NBA- de aplazar su incorporación alteró por completo los planes del Baskonia.

La saturación en la zona de los Thunder, cuyo margen salarial para acometer fichajes también era bastante limitado, le dejó sin hueco en los planes del entrenador Scott Brooks. La confianza en Pleiss, un pívot de más siete pies de los que no abundan al otro lado del Atlántico, es ciega. De ahí que Oklahoma no quisiera renunciar a sus derechos y declinara incluirle en el típico intercambio de jugadores que tanto se estila en Estados Unidos. Por todo ello, al Laboral Kutxa se le originó un problema mayúsculo.

Cerrada la puerta de la NBA, no quedaba otro remedio que buscar el mejor postor dentro del Viejo Continente. Sin embargo, todos los grandes transatlánticos tenían su pintura configuraba y no había hueco para Pleiss. Sólo el Barcelona debía encontrar un complemento para Ante Tomic tras la repentina fuga de Joey Dorsey a los Rockets. Consciente de ello, Querejeta ofreció los servicios del teutón a Joan Creus. No resultaba especialmente fácil que el secretario técnico culé -con la supervisión de Xavi Pascual- diese su visto bueno al ser un clon del elegante y fino croata.

La entidad del Palau buscaba básicamente un cinco corpulento, eminentemente físico y tan musculoso como el estadounidense, decisivo en la conquista del título liguero. El mercado no ofrecía demasiadas gangas en ese sentido y ello le vino de perlas al Baskonia. Antes que reclutar cualquier poste de un nivel discreto, el vigente campeón accedió finalmente a negociar por Pleiss. Tras el enésimo tira y afloja entre dos interlocutores conocidos que ya han consumado infinidad de operaciones en el pasado, se alcanzó la fumata blanca previo pago de 600.000 euros a la arcas del Buesa Arena. Una cantidad reconocida hace días desde la Ciudad Condal.

Tras varias semanas de militancia en Barcelona, Pleiss no se muestra excesivamente contrariado por el hecho de no haber podido cumplir su gran sueño desde niño. “No estoy ni sorprendido ni decepcionado por cerrarse la puerta de la NBA. Es una cosa que tenía en mente, no voy a mentir, pero si estoy aquí ahora, en el Barcelona, es porque éste era mi destino. Tan solo pienso en mi nuevo equipo y en los interesantes retos que me vienen por delante. No pienso ya en lo que falló para no ir a la NBA, sino que me centro en el presente que es el Barça. Si la NBA se tiene que dar más adelante, veremos”, reconoce el gigante de 216 centímetros, que se ha comprometido por dos años con el club blaugrana.

esperando su momento Ahondando en lo que le puede deparar el futuro, Pleiss es consciente de que la competición estadounidense aún puede esperar un margen prudencial debido a su juventud (24 años). De hecho, califica su aterrizaje en el Barcelona como “un paso adelante en mi carrera”. Si la presencia entre los mejores constituía ya una quimera en Vitoria, su nuevo hogar le permitirá competir por los títulos más preciados, especialmente la Euroliga. “Estoy muy contento por formar parte de una de las organizaciones más importantes a nivel deportivo del mundo y, además, un equipo histórico en el baloncesto europeo”, se congratula.

En el Laboral Kutxa era capitán general, el solitario sostén interior de un equipo con muchas carencias. Ahora, en cambio, la torre alemana es consciente de que en su nuevo destino los minutos se cotizarán caros ante la sombra de otro cinco dominante como Tomic. Y sin obviar tampoco la presencia de Lampe, otro de los interiores que ayuda a conformar, posiblemente, la mejor pintura del baloncesto continental. Cuestionado sobre ello, Tibor acepta el desafío. “Sé que mi rol va a ser distinto, pero jugaré cuando el entrenador lo crea conveniente. Creo que cualquiera de los hombres interiores somos combinables”, explica Pleiss, que ha pasado desapercibido hasta la fecha tanto en la Supercopa como en la reciente Lliga Catalana.

Hoy volverá a reencontrarse con algunos de sus antiguos compañeros -no muchos, por cierto- en el partido que servirá para inaugurar la Liga ACB. Del Baskonia todavía no se ha hecho una radiografía muy clara y evita emitir un veredicto sobre sus posibilidades de éxito en el nuevo curso. “Hay muchas caras distintas e incluso un entrenador nuevo. No los voy a analizar uno por uno porque no les conozco demasiado, pero les deseo lo mejor. He pasado dos temporadas maravillosas y siempre he sentido el cariño tanto del club como de la gente de Vitoria. Me llevo grandes recuerdos”, recuerda Pleiss, el último integrante del Baskonia en coger el puente aéreo con destino a la Ciudad Condal.