Laboral Kutxa86
Khimki79
LABORAL KUTXA Perkins (4), Johnson (7), Bertans (8), Tillie (4), Iverson (13) -quinteto inicial-, Causeur (8), Heurtel (18), Gomes (10), San Emeterio (14) e Ilimane Diop.
KHIMKI Rice (9), Vyaltsev (2), Honeycutt (9), Monya (2), Augustine (3) -quinteto inicial-, Popovic (14), Pateev (5), Koponen (7), Ilnitsky (2), Lauvergne (22), Sheleketo (2) y Davis (2).
Parciales: 9-21, 20-23, 28-19 y 29-16.
Árbitros García González, Sacristán y Manuel. Sin eliminados.
Pabellón Fernando Buesa Arena. Aproximadamente 1.500 espectadores presenciaron en directo el encuentro correspondiente al Trofeo Diputación. Txema Sierra
Vitoria - Como si de dos equipos completamente diferentes se tratara, el Baskonia mostró ayer en un más que desangelado Buesa Arena de lo que es capaz. Tanto en el aspecto positivo como, lo que es bastante más preocupante, en el negativo. Y es que la puesta en escena de la escuadra de Marco Crespi volvió a ser, al igual que sucedió ante el Barcelona en la Supercopa, pésima. Propia del mejor de los catálogos de los horrores. Si el viernes pasado fue la defensa la que brilló por su ausencia, ayer le tomó el relevo una enemistad total con el aro rival. Baste decir que transcurridos siete minutos el Laboral Kutxa únicamente había logrado una canasta en juego (acabó con tres el primer cuarto) o que sólo anotó nueve puntos en los diez minutos iniciales.
Ahí fraguó el Khimki una cómoda renta que continuó ampliando en el segundo cuarto hasta rozar la veintena de ventaja. Parecía la repetición de lo sucedido en el estreno oficial de la competición y no se atisbaban signos de una posible resurrección por parte alguna. Con el punto de mira completamente desviado y una escasa actividad defensiva, la remontada se antojaba una quimera.
Sin embargo, el paso por los vestuarios sentó bien a los de Crespi. De esta manera, mediado el tercer capítulo de la contienda, dos triples consecutivos de Bertans -que hasta entonces llevaba un 0/5- encendieron la mecha de la reacción. A partir de ahí el Baskonia comenzó a creer que el trabajo defensivo podía darle buenos frutos y a 2.30 del final del cuarto logró bajar de los diez puntos de desventaja (50-58). Una diferencia que se quedó en seis (57-63) al inicio del cuarto final. Entonces fue cuando apareció el mejor Laboral Kutxa para rematarla faena. Crespi rescató la cara A de su equipo y con un muy entonado Heurtel al mando de las operaciones en esta fase decisiva consiguió dar la vuelta al marcador. A falta de algo menos de siete minutos logró su primera ventaja y tuvo la madurez suficiente para conservarla y administrarla ante un Khimki que no bajó los brazos. Así, el Baskonia se hizo con un partido con el que ni siquiera soñó hasta el descanso. El trabajo que le queda por delante, en cualquier caso, es mucho.