VALENCIA BASKET Van Rossom (10), Lafayette (6), Ribas (2), Doellman (18), Lishchuk (8) -cinco titular-, Triguero (4), Sato (17), Lucic (2) y Rafa Martínez (8).

BARCELONA Huertas (22), Navarro (11), Papanikolaou (4), Nachbar (-), Tomic (20) -cinco titular-, Dorsey (5), Abrines (4), Oleson (2), Lorbek (9) y Lampe (-).

Parciales 20-18, 23-16, 14-27, 18-16.

Árbitros Hierrezuelo, Pérez Pizarro y Conde.

Pabellón Fuente de San Luis.

valencia - Una canasta sobre la bocina de un brillante e incombustible brasileño Marceliho Huertas clasificó al Barcelona para la final de la Liga ACB en el quinto y definitivo encuentro de su semifinal ante un batallador Valencia Basket, cuya inquebrantable fe le permitió forzar un final a cara o cruz. El base brasileño jugó los cuarenta minutos del encuentro y fue el motor del conjunto catalán, que tras ser incapaz de frenar el ímpetu de los locales en la primera parte, supo entender en la segunda parte que debía imponer los centímetros de un impecable Ante Tomic para llevar el encuentro a su terreno.

Espoleados por el eléctrico ambiente que se creó en una Fonteta y por la estructura con tres pequeños por la que apostaron sus técnicos, ambos equipos salieron disparados a la pista. Siete puntos seguidos de Marcelinho desbrozaron los primeros metros del camino del Barcelona, pero en la pista contraria Van Rossom y Lafayette tiraron de los locales y les metieron en el partido con sus primeras canastas.

Con las fuerzas igualadas por fuera, la aparición anotadora de Doellman dio la iniciativa en el marcador a los locales, pero un par de acciones de Juan Carlos Navarro y la entrada en el choque de Dorsey permitió al conjunto catalán contener el ímpetu de los valencianos (20-18, m.10). El partido subía de pulsaciones con cada defensa y las protestas se sucedían en cada jugada, aunque el ritmo lo seguían marcando los locales.

Xavi Pascual trató de cambiar el guión intercalando una presión y una zona en su defensa individual. Lejos de trastabillarse, el Valencia las leyó con inteligencia y estiró al máximo su ventaja (41-30, m.28). Un rápido tiempo muerto apenas le permitió minimizar los daños antes del descanso (43-43, m.20). Tras el paso por el vestuario, el Barcelona trató de explotar su evidente superioridad bajo los aros y le dio resultado. Con ataques más pacientes, nutrió continuamente de balones a Tomic y a Lorbek, obligó a la defensa local a cerrarse para ayudar a sus interiores y dejó espacio para las penetraciones de Navarro, que estrechó el marcador y propició un final épico.

Pero era el partido de Huertas. El base, pese a haber jugado todo el partido, pidió la bola, la retuvo y sobre la bocina metió una preciosa canasta a tabla que sentenció el choque y dio paso a las celebraciones. - Efe