Vitoria - Prolongar un fino halo de vida o despedir prematuramente una de las temporadas más aciagas que se recuerdan. Es el destino que aguarda esta noche al Baskonia, que ya juega sin red en la actual edición de la Liga ACB pese a disputar el pasado viernes una actuación convincente en el Palau. El instinto de supervivencia se pone a prueba en una velada sin vuelta atrás donde el calor del Buesa Arena se antoja primordial para someter a un adversario superior. Para compensar la desventaja numérica o la evidente diferencia de calidad, físico y músculo, el recinto de Zurbano deberá convertirse en el mejor aliado y en ese sexto jugador tan imprescindible a la hora de conservar intactas las esperanzas de acceder a semifinales.

Ya no existe margen de error para un equipo que, con todas sus carencias e imperfecciones, puede competir de tú a tú y propiciar el ansiado desempate ante un Barcelona que, a tenor de lo visto en el asalto inaugural, no es ni mucho menos un ogro inalcanzable. Su plantilla es mucho más amplia y le sobran recursos para sobrevivir a cualquier intento de insurgencia como el planteado el viernes por el Laboral Kutxa, pero su vulnerabilidad también ha quedado constatada. La duda estriba en saber si los discípulos de Scariolo, sin tiempo para reponerse del titánico esfuerzo realizado en la Ciudad Condal, serán capaces de repetir un papel tan serio y completo en apenas 48 horas. Sobre todo, teniendo en cuenta que el maltrecho muslo de su gran faro sufre ostensibles dolores tras ser atropellado por un mercancías llamado Joey Dorsey.

Todo hace indicar que el Chapu -en la que podría ser su última aparición con la elástica azulgrana- forzará para ser de la partida. Más le vale que sea así a un Baskonia cuya columna vertebral debe rendir con todo su esplendor. Privado del concurso del argentino, las esperanzas alavesas se reducirían casi a la mínima expresión. Sin su genio, carisma y raza llevando en volandas al equipo, el milagro de tumbar al gigante blaugrana sería prácticamente improbable. También permanece en el aire el concurso del residual Mainoldi, aunque en este caso su importancia en los esquemas de Scariolo es más bien mínima.

Hay aspectos, eso sí, en los que el Baskonia deberá dar un paso al frente si no quiere anticipar las vacaciones. La sustancial mejoría defensiva ante los excelsos tiradores visitantes y el correcto cierre de los tableros representan dos premisas básicas. De igual modo, se espera un papel más preponderante de Tibor Pleiss, muy apagado ante las torres culés en el primer asalto. Con una rotación reducida exclusivamente a ocho elementos, ninguna pata del banco puede chirriar. Antes de que el verano acelere una drástica revolución en la plantilla, toca realizar un último y heroico esfuerzo.