vitoria - Tras el baño de realismo sufrido en el Palau que ha hecho inviable el asalto a la quinta plaza, el Baskonia retoma esta noche el pulso a una ACB que ya quema sus últimas etapas antes de la llegada de los play off por el título. Y lo hace ante un disminuido Gipuzkoa Basket en un derbi trascendental para aclarar su posición al final de la fase regular. Prácticamente amarrada su presencia en las series finales -algo que incluso podría quedar sellado de forma matemática esta misma noche-, se trata de buscar la mejor ubicación posible para buscar el cruce menos nocivo para sus intereses. El problema reside en que han sido tan innumerables los pecados durante los últimos meses y es tal la falta de solidez de este grupo plagado de bultos sospechosos que los deseos del combinado vitoriano ya no podrán hacerse realidad.
Únicamente un milagro de proporciones bíblicas puede catapultar al Laboral Kutxa hacia la quinta plaza que obraría el deseado enfrentamiento ante el Unicaja, mucho más humano que cualquiera de los tres ogros (Real Madrid, Valencia Basket o Barcelona) que amenazan a finales de este mes con certificar el prematuro adiós a una temporada kafkiana y repleta de sinsabores. Para ello, los alaveses necesitan hacer un pleno en sus cuatro encuentros -los tres de casa ante el Gipuzkoa, el Rio Natura y el Fuenlabrada, además de la salida a Zaragoza- y que el Gran Canaria pierda hasta tres veces en este intervalo. Una hipótesis casi inviable dado que los insulares deben jugar todavía ante dos desahuciados como la Bruixa d'Or y el Valladolid.
Viendo las pésimas evoluciones de una tropa incapaz de enhebrar un baloncesto mínimamente solvente a lo largo de todo el ejercicio, se diría incluso que resulta indiferente la identidad del rival. El principal enemigo del Baskonia es su propia inestabilidad y escasa credibilidad como equipo. Entre la sospechosa confección del proyecto parido el pasado verano y la incapacidad acreditada por Scariolo para extraer algo más de jugo a un colectivo que se sostiene a duras penas gracias al trío Heurtel-Nocioni-Pleiss, parece ya demasiado tarde a estas alturas para remontar el vuelo.
todos disponibles El regreso de Causeur, su dos más fiable que ha dejado atrás la pequeña rotura fibrilar padecida la semana pasada, constituye el hecho más noticioso antes del salto inicial. El francés se ha convertido en una pieza imprescindible del perímetro ante la escasa pujanza de Jelinek y Hanga. También será de la partida Hamilton pese a sus problemas de fascitis. El estadounidense, otro que se encuentra en la diana, ha desaprovechado un carrusel de oportunidades para dejarse sentir en la zona. No se entiende bajo ningún caso que, por tratar de favorecer su puesta a punto, un joven que venía llamando a las puertas de minutos de calidad como Diop haya sido relegado al ostracismo por Scariolo.
En el Buesa Arena se presenta esta noche, completamente en cuadro y diezmado, una de las grandes revelaciones ligueras. Con su modestia bien llevada y un rendimiento sobresaliente que ha estado desde las primeras jornadas muy por encima de las expectativas, el Gipuzkoa Basket está rubricando una campaña encomiable. Gracias al particular sello de un técnico que siempre ha sido y sigue siendo del agrado de Josean Querejeta, despliega un baloncesto alegre y dinámico que tampoco se halla exento de solidez defensiva, la gran llave de sus éxitos. Solo el Barcelona recibe menos puntos que los donostiarras, un dato que ilustra la granítica coraza del rival azulgrana.
Las lesiones, eso sí, se están cebando de forma cruel con el conjunto adiestrado por Sito Alonso, que mantiene tocado a Winchester y ya ha perdido para lo que resta de curso a dos baluartes como Ramsdell y Raulzinho Neto. Las mayores amenazas para el Laboral Kutxa provendrán de una columna vertebral (Javi Salgado, Robinson y Doblas) sobrada de oficio y veteranía. Más allá de su apañado quinteto titular, los modestos nombres de su banquillo invitan a que el Baskonia viva una plácida velada.