Vitoria - Para comprender, en parte, la decepcionante ubicación liguera del Laboral Kutxa en la presente temporada, hay que maldecir el escaso fuste y protagonismo de sus cupos. Ahora que la Unión Europea acaba de expedientar a España por la existencia de restricciones a la hora de ser compuestas las plantillas de la Liga ACB y las restantes competiciones FEB, no vendría nada mal que pasara a la historia de una vez por todas la caduca e injusta obligatoriedad de tener que disponer de cinco jugadores formados localmente en plantillas de doce. Porque si hay un club que está gestionando de forma nefasta el uso de los mismos y al que le lleva por la calle de la amargura su incorporación, ése no es otro que el Baskonia. Todos los veranos son incontables sus problemas para adquirir a un tipo de baloncestista demasiado caro y de dudosa calidad que, sin embargo, se hace sistemáticamente hueco en los equipos por decreto.
Dado que resulta imposible acceder por motivos obvios a las rutilantes estrellas que han convertido a la selección española en, con permiso de Estados Unidos, la indiscutible referencia del planeta durante la última década -todos ellos militan en la NBA o, en su defecto, los dos grandes de la ACB con salarios astronómicos-, la materia prima que puede pescar Josean Querejeta en un mercado huérfano de tentadoras gangas es muy limitada y, a menudo, costosa para las debilitadas arcas del Fernando Buesa Arena. Ahí figura el llamativo ejemplo de San Emeterio, cuyos honorarios no son acordes con el rendimiento del exterior cántabro sobre la pista.
El extinto TAU vivió su época más dorada hace varios años cuando supo componer plantillas espectaculares en las que elementos desequilibrantes como Prigioni, Calderón, Scola o Splitter añadían a su inmensa calidad baloncestística un pasaporte de lo más rentable. Tras la paulatina marcha de todos ellos a la NBA, la entidad alavesa no sólo perdió a jugadores insustituibles sino también unos cupos de enorme valía cuya continuidad no le ataba de pies y manos para terminar de configurar sus proyectos con estadounidenses y europeos de cierto caché. Por el camino, hubo que soltar lastre en este sentido para no comprometer la ya de por sí delicada economía de la tesorería. En caso contrario, no se hubiese comprendido la salida de jugadores como Ribas, Oleson o Lampe, todos ellos con una categoría fuera de toda duda pero remunerados como estrellas sin que su rendimiento fuese el esperado por los números existentes en sus contratos.
Rol residual Los cupos en manos de Scariolo se encuentran bajo sospecha. Prueba de su escasa pujanza es que únicamente consiguen en la ACB el 30,1% de los puntos del equipo y disputan el 35% de los minutos. Nadie duda de que, exceptuando a San Emeterio, los primeros espada en Vitoria son Heurtel, Nocioni y Pleiss. Todos ellos gozan de la etiqueta de comunitarios.
La relación precio-aportación del santanderino se escapa a cualquier tipo de lógica. Las limitaciones de Mainoldi, fichado por el club a última hora tras la fallida tentativa por Tornike Shengelia y las dudas existentes sobre Nacho Martín, afloran en cada partido. Jelinek, un tirador sobre el que existían depositadas grandes esperanzas tras su buen papel en Badalona, está dilapidando a chorros el poco crédito que le quedaba y apenas cuenta con la confianza de Scariolo. Luego aparecen Diop y Van Oostrum, los jóvenes que ayudan al Baskonia a adecuarse a las normas vigentes en la ACB. Ambos están saldando su primera temporada en la elite de forma desigual. Mientras el espigado poste africano se gana los pocos minutos con el sudor de su frente gracias a su hambre y entrega, el díscolo base anglo-holandés lleva camino de engrosar la nutrida lista de fiascos protagonizados en el pasado por la dirección deportiva.
Lo sonrojante del caso es que, números en la mano, solo los cupos del CAI Zaragoza y del ya descendido Valladolid exhiben un menor protagonismo en toda la ACB. Repasando la estadística de los jugadores formados localmente, que necesitan al menos de tres años de militancia en la cantera de un equipo español para alcanzar dicha consideración, humildes como el Fuenlabrada, el Murcia, la Bruixa d'Or, el Estudiantes, el Iberostar Tenerife, el Gipuzkoa Basket o el Río Natura sacan más partido que el Laboral Kutxa a la presencia de estos baloncestistas.
De cara al futuro, y ante la velada amenaza de la Comisión Europea para su inminente retirada, es una incógnita si los clubes de la ACB continuarán sufriendo cortapisas en materia de contratación. Josean Querejeta siempre ha sido uno de los abanderados de una apertura de fronteras que todavía se resiste a ver la luz ante las presiones del CSD, la Federación y el sindicato de jugadores. De hecho, el dirigente lazkaotarra se convirtió en el pionero a la hora de impulsar la llegada de los comunitarios B, jugadores pertenecientes a países (Turquía, Lituania...) que, pese a haber suscrito acuerdos de asociación con la Unión Europea, tan solo podían competir en España ocupando plaza de extranjeros. Ahora espera con los brazos abiertos su desaparición para evitar nuevos quebraderos de cabeza a la hora de seguir abordando la refundación del Baskonia.
En clara decadencia. 9,8 puntos y 3,1 rebotes en 27 minutos de media. Está en la picota desde hace tiempo y los altos números de su contrato le mantienen permanentemente señalado.
Limitaciones sangrantes. Llegó en el último momento cuando su fichaje nunca estuvo en los planes del club. Se limita a abrir el campo para lanzar de tres. 5 puntos y 2,7 rebotes en 16 minutos.
Crédito agotado. Ha perdido casi toda la confianza de Scariolo por culpa de su debilidad atrás. Un buen escolta en Badalona al que el Baskonia le queda grande. 5,5 puntos y 1,1 rebotes en 17 minutos.
La gran esperanza. De todos los jóvenes del club, es el que apunta más alto. Su hambre y su entrega le convierten en un diamante aún por pulir. 3,3 puntos y 2,2 rebotes en 10 minutos.
Eterna promesa. Todavía no ha demostrado nada y ciertos rasgos de su personalidad no le ayudarán a mejorar como jugador. Sigue los pasos de Nocedal. 1,1 puntos y 1,2 asistencias en 8 minutos.