Vitoria. Después de cualquier sorteo de una competición deportiva, quien más quien menos trata de encontrar argumentos que aumenten la dosis de optimismo respecto a su futuro en el torneo. Tras lo deparado ayer por el azar en Málaga, el Baskonia ha encontrado motivos para la esperanza en el análisis de los antecedentes de sus enfrentamientos coperos con el Valencia. Un dato que desde luego no provocará la misma reacción en la ciudad del Turia puesto que, junto al Barcelona, el Laboral Kutxa es el equipo que más veces le ha eliminado de la Copa del Rey, convirtiéndose en la particular bestia negra de la escuadra que en estos momentos dirige Velimir Perasovic.

Los siempre fríos datos no dejan demasiado margen para la discusión. El conjunto vitoriano se ha impuesto en tres de las cuatro ocasiones en que ambos se han cruzado hasta la fecha. Esas victorias, además, han llegado de manera consecutiva, por lo que el Baskonia lleva nada menos que la friolera de dieciséis años sin hincar la rodilla ante el Valencia en el torneo del K.O. Unas cifras del pasado que permiten acudir a Málaga con ciertas dosis de optimismo pese a que en el actual ejercicio liguero el rendimiento de los taronja esté siendo hasta el momento notablemente mejor que el de los alaveses.

No obstante, dentro de estos antecedentes también se encuentra una seria advertencia para Sergio Scariolo y sus discípulos. Porque en la primera de las ocasiones en las que el siempre caprichoso azar decidió emparejarlos, el entonces TAU Cerámica recibió un inesperado sopapo a las primeras de cambio. En la edición de Valladolid 1998, el conjunto vitoriano, entonces también con Scariolo al mando de las operaciones en el banquillo, estaba firmando una temporada más que notable y afrontaba el cruce de cuartos ante el entonces Pamesa como claro favorito. Sin embargo, en el momento de la verdad, los de Miki Vukovic se impusieron (64-72) con claridad y subieron el primer escalón de una escalera que les condujo hasta el único título copero que adorna sus vitrinas.

A partir de ahí, en cambio, el dominio baskonista ha resultado incontestable. Así, en 2003 (en Valencia), se produjo el triunfo en semifinales (51-56). Tres años después, en Madrid, ambos conjuntos se encontraron en la gran final y el trofeo viajó hasta Vitoria (80-85). En 2009 y en el mismo escenario, el duelo tuvo lugar en cuartos pero con el mismo resultado (82-66).

l Valladolid 1998 La primera de las veces que se han medido en la Copa supuso el único triunfo taronja hasta la fecha. Fuen en cuartos de final (64-72) y el Pamesa de Miki Vukovic acabó ganando el título.

l Valencia 2003. La segunda cita se produjo en semifinales y deparó la victoria baskonista (51-56). En el último peldaño, sin embargo, el entonces TAU debió hincar la rodilla ante el Barcelona.

l Madrid 2006. Vitorianos y valencianos se encontraron en la gran final y el duelo se saldó con el quinto título para el combinado de Zurbano (80-85).

l Madrid 2009. La última cita se produjo también en primera ronda y el Baskonia avanzó con relativa comodidad (82-66). El equipo se hizo con la Copa en la final ante el Unicaja.

Al margen de las mayores o menores posibilidades de dejar en la cuneta a su primer oponente copero, lo cierto es que tanto Baskonia como Valencia habrán recibido con cierto grado de satisfacción su emparejamiento en la eliminatoria de cuartos de final. El motivo no es otro que en todas las ocasiones anteriores en las que se han enfrentado en el torneo del K.O. uno de los dos siempre ha logrado llegar hasta la gran final. De hecho, de los cuatro cruces que han protagonizado, tres de ellos han terminado con el trofeo en las vitrinas de la Fuente de San Luis o el Buesa Arena. La serie arrancó en el año 98, con la consecución por parte del entonces Pamesa del único título copero que ha logrado en su historia. La de 2003 fue la única contienda que no deparó al campeón, ya que al final el cuadro vitoriano cayó en el último compromiso frente al Barcelona. En 2006 y 2009, sin embargo, los duelos ante el Valencia fueron sinónimo de éxito alavés. En ambos casos el cuadro de Zurbano acabó levantando el trofeo tras deshacerse del Valencia, en la final en la primera ocasión y en cuartos en la segunda.