NADA mejor que dejar en paños menores a tu rival directo para tratar de recobrar la grandeza perdida a mediados de la década de los años 90. El Emporio Armani, una especie de nuevo rico de Italia que organizará este año la Final Four de la Euroliga, busca reverdecer viejos laureles en un país cuyo hegemonía dentro el mundo de la canasta ha correspondido sin lugar a dudas en los últimos tiempos al Montepaschi Siena. Tras siete títulos consecutivos de la Lega, el club toscano -como sucede con el Laboral Kutxa en la Liga ACB- ha sufrido como nadie los rigores de la crisis viéndose obligado a vender a sus estrellas y a construir un proyecto mucho más modesto.

Enclavado en una ciudad pequeña donde la generación de recursos se presenta hoy en día repleta de obstáculos e incapaz de soportar los elevados contratos firmados hace años, Ferdinando Minucci no tuvo otro remedio que abrir la puerta a los jugadores que gobernaron con puño de hierro una competición claramente venida a menos. De ello se ha aprovechado a la perfección el rival azulgrana de esta noche. Hasta el punto de haberle arrebatado el pasado verano a tres jugadores y a su entrenador como síntoma del previsible cambio de ciclo que se avecina en el país transalpino.

Giorgio Armani, propietario de la histórica entidad lombarda que bajo la denominación de Olimpia Milano cosechó los mejores éxitos de su historia, entre ellos tres Euroligas, no pudo evitar la tentación de contratar en primera instancia a la figura con la que el Montepaschi conquistó el pasado curso su séptima corona consecutiva. Luca Banchi, quien ejerció como ayudante a las órdenes de Simone Pianigiani en tierras toscanas entre 2006 y 2012 antes de ser ascendido a primer técnico, aceptó la tentadora propuesta económica y deportiva para relevar en el cargo a Sergio Scariolo.

El nuevo inquilino el banquillo lombardo quiso lógicamente rodearse de jugadores a los que conocía. De esta manera, aterrizaron en Milán tanto David Moss, un compulsivo anotador inconfundible por sus trenzas en el pelo, como Kristjan Kangur, un ala-pívot con buena mano que se ha perdido hasta ahora buena parte de la temporada debido a una operación de espalda. Sin embargo, se resistió en ese instante la auténtica joya de la corona: Daniel Hackett.

El base-escolta transalpino, MVP de la pasada edición de la Lega, aceptó hace meses una fuerte rebaja salarial para seguir en Siena. No ha sido hasta la prematura eliminación del cuadro toscano en la Euroliga cuando Minucci, ante las deudas contraídas con su principal estrella y la posibilidad de ingresar alrededor de medio millón de euros, accedió a desprenderse de los servicios de un exterior que en su día también estuvo en el radar del Barcelona. Hackett firmó recientemente un contrato hasta junio de 2016, pero se aseguró -como sucede con su compatriota Alessandro Gentile- una cláusula de salida para marcharse a partir de julio a la NBA.