Muy poco podían imaginar los escasos aficionados malagueños que se acercaron en la tarde de ayer hasta el Martín Carpena que iban a ser testigos de excepción de un fusilamiento masivo. Pero precisamente eso fue lo que presenciaron durante los cuarenta minutos que depararon la primera -y valiosísima- victoria del Laboral Kutxa en el Top 16. Emulando a las mejores películas clásicas de acción, el combinado vitoriano se transformó en una ametralladora mortífera que acribilló a su oponente sin piedad una y otra vez desde la línea de tres puntos hasta dejarlo inerte y firmar un arranque ideal de la segunda fase de la Euroliga.

Una circunstancia que sinceramente resultaba bastante difícil de imaginar teniendo en cuenta la puesta en escena que tuvo la contienda. Como si fuera presa todavía de la tradicional resaca que dejan las celebraciones navideñas, el Laboral Kutxa compareció mostrando los pecados que le habían llevado a encadenar cuatro derrotas consecutivas en el epílogo de 2013. Sin la más mínima intensidad defensiva, el estadounidense Calloway controlaba a su antojo el ritmo del encuentro y causaba estragos cada vez que se acercaba a las inmediaciones de la canasta azulgrana.

Como consecuencia, el Unicaja tomó las riendas del marcador y fue amasando pequeñas ventajas hasta alcanzar el final del primer periodo nueve puntos arriba (24-13). Durante ese parcial de inicio, el ataque baskonista también estuvo trufado de errores, por lo que el resultado final bien podía considerarse un mal menor.

Poco a poco, sin embargo, los discípulos de Sergio Scariolo fueron deshaciéndose de las ataduras que atenazaban su juego y en los segundos diez minutos del duelo comenzaron a ofrecer detalles que permitían vislumbrar una posible reacción. Como consecuencia, el marcador se ajustó pero siempre con el combinado local mirando desde arriba a su contrincante. Así, ambos equipos enfilaron el camino de los vestuarios con todo por decidirse (35-33).

El regreso a la pista tras el descanso sirvió para que, en apenas unos segundos, el Baskonia disfrutara de su primera ventaja gracias a un triple convertido por Fernando San Emeterio (35-36). Sin duda, fue una acción premonitoria de lo que iba a ocurrir a partir de entonces y hasta la conclusión de la contienda.

Con el acierto desde la línea de 6,75 como piedra angular de su reacción, el plantel alavés firmó en este parcial una actuación soberbia que debió haberle servido para sentenciar el partido mucho antes de lo que finalmente lo hizo. Apoyado también en un endurecimiento notable de la defensa que cortocircuitó el ataque malagueño, el Laboral Kutxa apretó el acelerador en ataque para llevar a cabo una exhibición que difícilmente podrá repetir en breve. Y es que nada menos que siete de los ocho triples que intento acabaron entrando en la canasta del Unicaja para dejar al cuadro de Joan Plaza contra las cuerdas.

Una situación que se convirtió todavía en más delicada en el arranque del último cuarto. Porque el Baskonia continuó al mismo nivel excelso de acierto en ambos lados de la pista y su adversario, por el contrario, se mostraba incapaz de encontrar de nuevo el rumbo que le permitiese capear el temporal que le estaba cayendo encima. Así, el plantel vitoriano alcanzó su máxima ventaja en el marcador (59-73) a falta de poco más de siete minutos para el final. Todo apuntaba a que, con esos catorce puntos de renta, el duelo estaba visto para sentencia pero el Laboral Kutxa, fiel a su costumbre de complicarse él solo la vida, le puso picante al último tramo del choque.

De esta manera, encajó un parcial de 8-0 en apenas un minuto y permitió al Unicaja creer de nuevo en la posibilidad de volver a luchar por la victoria. Si a esto se le añade que los hombres de Scariolo se olvidaron de defender en esta fase y llevaron a cabo varios ataques completamente fuera de lugar, se dibuja un escenario propicio para la tragedia. Sin embargo, ayer no era el día. La ametralladora mantuvo su mortífera actividad sin encasquillarse y acudió al rescate de un Baskonia que mañana tendrá un nuevo examen de altura ante el Barcelona.