vitoria. Su figura adusta, en permanente movimiento, instalada en la banda -en la mayoría de las ocasiones un metro dentro del campo- del Buesa Arena parecía inmune a los muchos vaivenes que azotan al deporte profesional. Su matrimonio con Josean Querejeta estaba, aparentemente, blindado ante cualquier tipo de contingencia. Sin embargo, el 18 de noviembre del año pasado todas estas teorías saltaron por los aires y Dusko Ivanovic fue destituido como entrenador del Laboral Kutxa. La dolorosa derrota ante el Obradoiro que precipitó su despido todavía está fresca en la memoria de los aficionados azulgranas pero lo cierto es que han transcurrido ya doce meses desde fatídico momento. En concreto, ayer lunes fue el primer aniversario de la salida de la que fue su casa durante mucho tiempo.

Desde entonces, el Baskonia ha tenido que acostumbrarse a otra forma diferente de trabajar y a caminar sin la alargada sombra del montenegrino al lado. Un año sin Dusko que no ha resultado sencillo para la entidad de Zurbano y que el preparador balcánico ha vivido, por primera vez desde que colgó las botas como jugador, alejado de los banquillos profesionales.

Como primera alternativa para cubrir el importante vacío que dejó Ivanovic, Josean Querejeta trató de repetir la jugada que tan bien le salió cuando le sentó en el banquillo local del Buesa por primera vez una década atrás. De esta manera, apostó por un entrenador joven, sin gran experiencia pero con proyección y con una brillantísima carrera como jugador a sus espaldas. Así, Zan Tabak -antiguo compañero del de Bjelo Polje en las filas del mítico Jugoplastika- tomó las riendas del equipo con el objetivo de reconducir una situación que parecía escaparse de cualquier tipo de control.

Pese a un inicio esperanzador con una espectacular racha de victorias, el Baskonia no llegó a ofrecer una sensación de fiabilidad y su juego desafinó en demasiadas oportunidades. La eliminación en el cruce de cuartos de final de la Euroliga a manos del CSKA de Moscú y, sobre todo, el tropiezo ante el Gran Canaria en la misma ronda de la ACB, terminaron por evitar que la estancia del técnico croata en Vitoria se prolongara más allá del pasado mes de mayo.

Tras un tiempo de reflexión, Josean Querejeta decidió apostar por lo ya conocido y abrió la puerta a la segunda etapa de Sergio Scariolo en el Laboral Kutxa. Con un proyecto completamente renovado y marcado por las estrecheces económicas que afectan al presupuesto alavés desde hace ya algunos cursos, las sombras están siendo bastante más numerosas que las luces hasta el momento. Una interminable serie de problemas físicos -curiosamente, uno de los males de los que siempre se acusó a Dusko mientras estuvo al frente del equipo- están afectando a la plantilla impidiendo que pueda competir con normalidad. El futuro, por lo tanto, se mantiene entre interrogantes.

Y mientras, ¿qué ha sido de Ivanovic? El técnico montenegrino, fiel a su conducta habitual, desapareció del primer plano en el mismo momento en el que se oficializó su destitución. Tras llegar a un acuerdo extrajudicial -apenas unos días antes de que se celebrara la vista- para cobrar su finiquito en tres años, ha seguido vinculado al baloncesto pero sin la exigencia que supone estar al frente de un conjunto de primer nivel. Una experiencia desconocida para él, que sólo había estado en paro durante los meses que transcurrieron desde su salida del Barcelona y el inicio de su segunda etapa en Vitoria.

Aunque ha contado con varias ofertas -las que con más fuerza han sonado procedentes del baloncesto turco- ningún proyecto le ha seducido lo suficiente y, según sus propias palabras, continúa a la espera de la posibilidad de "entrenar a un equipo de Euroliga con ambición". Mientras tanto, dedica más tiempo a la familia -su hija pequeña, su gran debilidad, se ha trasladado a Chicago para estudiar los tres próximos años y la visita con frecuencia-, a sus aficiones extradeportivas (la pintura, el teatro y la música fundamentalmente) y, de vez en cuando, se deja caer por Vitoria para reencontrarse con viejos amigos. Eso sí, acostumbra a alojarse en Bilbao y no frecuenta el Buesa.