Vitoria. Menos mal que Tibor Pleiss dejó ayer retazos de su magnífico porvenir en una jornada donde apenas hubo que rescatar noticias positivas tras una derrota incontestable. Tras la inesperada ausencia de Lamont Hamilton, la torre alemana afrontaba ayer un mayúsculo en el Palacio de los Deportes. Enfrente, debía toparse con un granítico juego interior compuesto por cinco peones de diferente perfil que para sí los quisiera cualquier técnico del Viejo Continente. Pues bien, si el Laboral Kutxa soñó tibiamente con poner en apuros al mejor Real Madrid que se recuerda en muchos años, fue gracias a la consistencia y fiabilidad mostrada por un hombre llamado a desembarcar en la NBA en el verano de 2014.
Sus compañeros le buscaron con insistencia y Pleiss rompió la cintura a un viejo zorro como Bourousis a base de velocidad, inteligencia y, también, técnica individual con interesantes movimientos de pies. Con 15 puntos en los diez minutos iniciales, el ex del Brose Baskets firmó un arranque de ensueño que permitió al cuadro vitoriano mantenerse dentro del partido (26-25). Entonces, sucedió lo que muchos intuían. Era imposible mantener ese ritmo, Scariolo se vio obligado a darle un merecido descanso para que estuviera fresco más adelante y, por si ello fuera poco, el interminable ejército de hombres altos en manos de Pablo Laso empezó su tarea de acoso y derribo para reducir su álgido manantial anotador.
Visto que el poste griego era incapaz de contener su furia y que su variado repertorio de canastas en la pintura carecía de antídoto, el técnico vitoriano rebuscó en el banquillo para dar con alguna tecla que sirviese para atarle en corto. Y, poco a poco, fue consiguiendo su propósito. El tunecino Mejri, un especialista de la materia que se distingue por ser un consumado taponador, empezó a desgastar al teutón. La terna de cancerberos se completó con el fibroso Slaughter, ágil como pocos y dotado de un poderío físico espectacular con el que suple su falta de centímetros. Bloqueada su principal vía anotadora, el Laboral Kutxa malvivió en ataque a partir del segundo cuarto.
Con 25 puntos y 32 de valoración, el gigante de 2,16 metros firmó sus mejores registros desde que actúa en la ACB. Sus anteriores topes estaban en 13 y 20 respectivamente, algo que evidencia el creciente protagonismo de un joven de 23 años que desea dar el salto a los Thunder de Oklahoma asentado como uno de los interiores más dominantes del panorama continental. Más allá de los números, Pleiss evidenció que es uno de los solitarios halos de luz del Baskonia en estos albores de campaña. Una pieza en la que creer, con la que ilusionarse para los próximos meses y en torno a la cual hacer virar la maquinaria de un conjuntomuy limitado en determinadas posiciones. En compañía de Hamilton, conforma una notable pareja de cincos sobre la que sustentar el paulatino crecimiento azulgrana. Eso sí, todavía permanece en el aire la posibilidad de que ambos simultaneen minutos ante la certeza de que Scariolo siempre aboga por abrir el campo con un cuatro abierto.