Transitaba el partido hacia un escenario de angustia cuando apareció de nuevo el muchacho. Thomas Heurtel, ¡cómo no! Probablemente el jugador más anárquico del plantel baskonista y el único peón capaz ayer de liarse la manta a la cabeza y revolucionar el partido cuando su equipo más lo necesitaba. Y probablemente también el único capaz de catalizar una reacción que amenazaba con cortocircuitar el estreno del Caja Laboral en la Euroliga, lo que después de las dudas generadas tras el estrepitoso debú liguero el pasado domingo ante el Gran Canaria, habría activado las primeras señales de alarma. Probablemente el estratega de Scariolo lo sabía y por eso lo mantuvo en cancha cuando mayor era la incertidumbre. A falta de pocos minutos para el final, con un marcador desfavorable de 71 a 75, el base francés asumió el control de mando, enfiló el aro y anotó siete puntos en pocos minutos, entre ellos un triple que despertó a la hinchada. Fue lo que le faltaba al muchacho, que a partir de ahí completó su particular locura con otras dos canastas que cimentaron el primer triunfo baskonista en la presente Euroliga. Cuestionado al respecto tras el partido, el técnico italiano fue taxativo: "Ha tenido personalidad y eso me gusta en un jugador".
Puede que en su tercera temporada como blaugrana el base francés termine por romper de una vez por todas y así justificar el precio y las expectativas que el club siempre depositó en él cuando lo fichó del Alicante. Actuaciones como la de ayer, desde luego, transitan en la dirección adecuada, pero existen elementos más objetivos que también podrían aventurar un cambio de actitud. Y un ejemplo claro sería la presencia esta temporada de un tipo como Hodge, también base y, por tanto, competencia directa de Heurtel, que el pasado año habría disfrutado de una temporada mucho más relajada sin la presencia de ninguna amenaza cercana.
La competencia de Hodge En este sentido, Sergio Scariolo parece decidido a repartir el juego entre ambos bases en la presente campaña, tanto en la liga ACB como en la Euroliga. Ayer por de pronto, Heurtel disputó 17 minutos mientras que Walter Hodge disfrutó de 24, a pesar de que los instantes finales, los que demandan los grandes jugadores, los gobernó el base francés, que con una actuación tan particular se ganó a pulso el reconocimiento de sus compañeros, de su técnico y, cómo no, de una afición ayer entregada que bautizó sus viejas locuras como heurteladas.