celje (eslovenia). La selección española de baloncesto intenta transmitir una imagen de serenidad tras la derrota ante Eslovenia, pero ansía saltar a la pista ante su siguiente rival, la República Checa (14.30 horas), y hacerle pagar los platos rotos. La derrota del equipo español es un aviso y, de momento, poco más. A estas alturas de campeonato cualquier mal paso es recuperable y España se ha ganado el derecho a equivocarse, a jugar un mal partido y perder y que no se dude de sus jugadores.
Es cierto que hay ausencias, las archiconocidas de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y Serge Ibaka, pero también que los doce jugadores del equipo han demostrado el nivel de compromiso necesario para seguir con el espíritu de campeón que ha acompañado al equipo en los últimos ocho años.
Nadie se ha rasgado las vestiduras, ni dentro ni fuera del equipo, pero a todos ha sentado mal perder y a los jugadores los primeros; por eso necesitan la victoria para recuperar sensaciones, para demostrar a todos que están ahí y que sus aspiraciones siguen siendo máximas.
La República Checa es un equipo que aúna la experiencia de Jiri Welsch y Lubos Barton con la juventud y calidad de otros conocidos del baloncesto español como Tomas Satoransky o David Jellinek, o el no menos brillante, sino al contrario, Jan Vesely, el jugador de los Wizards de la NBA. Vesely juega de pívot en su selección y está haciendo virtud de su carencia de kilos, al entrar al rebote, sobre todo ofensivo, desde fuera de la zona y capturando muchos balones por su extraordinaria calidad atlética y capacidad de salto. Los checos juegan rápido y hacen gala de su gran físico para intentar dominar el partido. Tampoco son malos tiradores.
La selección española parece superior, máxime tras las banderillas que ha recibido, pero para ganar debe emplearse a fondo y jugar como sabe hacerlo, con velocidad, con determinación y, como han repetido entrenador y jugadores hasta la saciedad, con dureza y concentración. El equipo español ha recibido un aviso. Los jugadores han dado acuse de recibo y cuentan los minutos que faltan para que la República Checa pague la factura de los platos rotos.
Juan Antonio Orenga, entrenador de la selección española, declaró el día después de la derrota ante Eslovenia que "la sensación del partido, una vez analizado, no es mala".
"En el segundo tiempo, Eslovenia estuvo muy acertada en ataque con tiros complicados que metieron. Nosotros tuvimos un par de errores defensivos que tenemos que ajustar hoy. Llegamos a un final apretado en el que la suerte, que a veces también influye, no estuvo de nuestro lado. Perdimos dos balones que les permitieron a ellos dos canastas fáciles en contraataque, que habíamos parado bien durante todo el partido y eso rompe los minutos finales", dijo Orenga. "Ese 11-1 de los últimos instantes no es significativo, así que la sensación del partido, después de analizarlo, no es mala", sentenció.