EL Baskonia, un club pionero en su día a la hora de pulir a los diamantes en edad adolescente, mantiene una asignatura pendiente en estos últimos tiempos de orfandad en cuanto a carácter, espíritu ganador y, sobre todo, títulos. La explosión de los bisoños mirlos blancos dentro de su primer equipo brilla por su ausencia. Y eso en el Fernando Buesa Arena constituye una rémora para competir con los grandes en tiempos de máximas apreturas económicas donde no queda otro remedio que innovar y sacarse algunos conejos de la chistera.

Algunas fallidas apuestas, como el balcánico Dejan Musli o el argentino Matías Nocedal por citar las más llamativas, se hallan en boca de todo el mundo e ilustran la falta de puntería para revivir los imborrables éxitos del pasado. Entre que la codicia de los agentes dificulta cada vez más el acceso a los jóvenes que despuntan, que su ética de trabajo carece de parangón en comparación con algunas promesas que ingresaron en su día en el Buesa Arena o que, simplemente, no acaban dotando a su juego de la consistencia necesaria para alcanzar el primer equipo, el Baskonia se ha visto privado últimamente de un as en la manga para dar la réplica a los colosos continentales. Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde y uno de los muchos encargos de Sergio Scariolo, el nuevo patrón de la nave azulgrana, reside en relanzar de una vez por todas la carrera de Devon Van Oostrum.

El base anglo-holandés, de solo 20 años y 1,93 metros, está llamado a formar parte del próximo proyecto liderado por el italiano. Su condición de cupo, tan necesaria para armar las plantillas de doce elementos, y las buenas maneras que viene evidenciando en los últimos tiempos desaconsejan una nueva cesión y le abren las puertas de un equipo donde, eso sí, tendrá el rol del tercer base tras Walter Hodge y, teóricamente, Thomas Heurtel. Sin embargo, la continuidad del galo se encuentra entre interrogantes y su hipotética salida sería suplida por un nuevo timonel que dejaría a Van Oostrum como tercera alternativa dentro de la dirección de juego.

fijo en su país En la medida que los resultados y la trayectoria del Laboral Kutxa lo permitan, los rectores estiman que ha llegado la hora de que Van Oostrum disponga de oportunidades para conocer su verdadera dimensión como jugador. Inmerso ahora con Gran Bretaña en la preparación del torneo sub-20 Fiba Europe, previsto en Rumanía del 12 al 21 de julio, el uno nacido en Groningen (Holanda) atesora una experiencia internacional de la que muy pocos chicos de su edad pueden presumir.

Si bien el país británico no es ni mucho menos una potencia baloncestística, el hecho de que haya sido internacional en todas las categoría inferiores, vistiese por primera vez la elástica absoluta con apenas 17 años -el más joven en hacerlo en la historia- y disputase el pasado Europeo de Lituania a las órdenes de Chris Finch habla maravillas de un base del que, sin embargo, no existen referencias en la capital alavesa. Básicamente porque no ha jugado al estar cedido en otro lugar o permanecer en el fondo del banquillo con la sudadera puesta.

Fichado en el verano de 2009 procedente del Sheffield Sharks, el Baskonia le envió durante sus dos primeras temporadas al Fundación de categoría junior. Desde entonces, las sesiones individualizadas de trabajo junto a Iñaki Iriarte han presidido su día a día, al margen de la competición en sí. En la 2011-12, Van Oostrum fue cedido al Tarragona, aunque el club le dio de alta para la disputa de las series finales por el título. Dusko Ivanovic le relegó al ostracismo. El pasado curso, sucedió algo parecido. Tras ofrecer un rendimiento irregular en el Cáceres, la marcha de Carlos Cabezas motivó en febrero su prematura vuelta al Buesa Arena. A las órdenes de Zan Tabak, apenas actuaría por espacio de 29 segundos en los minutos de la basura del duelo celebrado en Miribilla ante el Bilbao Basket. Un pecado mortal para un joven que, si algo necesita, son minutos y continuidad en pista para seguir culminando su proceso de formación.

Los informes hablan de un base con desparpajo en ataque y eminentemente físico que, no obstante, debe mejorar otros aspectos como su consistencia atrás, su tiro exterior y la lectura del juego. En definitiva, los peajes de cualquier joven de su edad al que le queda un largo recorrido para asentarse en la elite. Querejeta y Scariolo tendrán la última palabra sobre su permanencia en Vitoria, aunque todo hace indicar que le ha llegado la hora de, al menos, poder mostrarse ante una afición deseosa de comprobar sus habilidades.