Vitoria. El Baskonia aspira a volver a sus orígenes para dejar atrás el poso de amargura e impotencia que ha sedimentado en los graderíos del Buesa Arena después de tres temporadas lejos de la pelea por los títulos. Fiel a la exitosa política de cantera que tantas satisfacciones proporcionó al club hace algunos años, cuando la factoría azulgrana manufacturó a jugadores de primer nivel que han acabado por evidenciar su grandeza lejos de Vitoria -la mayoría en la NBA-, el club ha echado sus redes en los caladeros de juventud para reclutar a uno de los proyectos con más futuro en el baloncesto continental. El lituano Tadas Sedekerskis, de tan sólo 15 años, se incorpora a las categorías inferiores tras haberse convertido en una de las grandes sensaciones en un torneo que ha reunido recientemente en Treviso a las promesas más brillantes del firmamento europeo.
Sedekerskis, un jugador capaz de manejarse en casi todas las posiciones (actúa indistintamente de dos, tres y cuatro), de 2,01 metros y nacido en 1998 en Klapeida (Lituania), brilló con luz propia en el Eurocamp de la localidad italiana, donde por primera vez se invitó a las promesas menores de 16 años para que pudieran exhibir su potencial ante los ojeadores, principalmente de la NBA pero también de los grandes clubes europeos. Entre esa nube de ávidos observadores se encontraban Alfredo Salazar y Juan Pedro Cazorla, que tomaron buena nota de las habilidades del lituano y le trasladaron una oferta que lo convertirá en jugador baskonista durante las próximos seis temporadas.
Considerado como uno de los grandes líderes de su generación, aunque su extrema juventud aconseja prudencia, Sedekerskis se había convertido en uno de los jugadores más deseados del Viejo Continente. Varios clubes importantes mostraron su interés por una promesa que compartió protagonismo con otra futura estrella que curiosamente ya se ha vestido la elástica baskonista.
Borisa Simanic, serbio también nacido en 1998, se convirtió en la otra gran sensación del lustroso entrenamiento celebrado al abrigo del Eurocamp. Se da la circunstancia de que este jugador disputó la pasada edición de la Minicopa con el Laboral Kutxa, si bien su destino está más al este, puesto que ha alcanzado un acuerdo con el Barcelona para incorporarse asimismo este verano a las categorías inferiores del club catalán.
Sedekerskis, con mucho margen de mejora tanto en el apartado físico como técnico y táctico, gustó ante todo por su versatilidad y su excelente conocimiento del juego. Aún con una fisionomía bastante endeble, aspecto que deberá mejorar con el paso del tiempo, posee un notable manejo de balón, una excelente lectura del pick and roll y muy buena visión de juego y capacidad de pase. Es lo que actualmente se denomina como un point forward, aleros que pueden dominar y dirigir el juego desde la posición de tres, aunque su margen de crecimiento invita a pensar que puede acabar alcanzando una altura que lo acerque a la pintura.
La incógnita reside ahora en saber si Sedekerskis reúne otro tipo de cualidades más difíciles de apreciar en este tipo de situaciones pero que cada vez se echan más en falta en los informes de los scouters: el carácter ganador. Pocos son los jugadores que cuentan con ese gen, fundamental muchas veces cuando llega la hora de la verdad y dan el salto a profesionales, a pesar de que por técnica, talento y aptitudes físicas brotan a borbotones las grandes promesas. El caso de Nemanja Bjelica, que no ha acabado de explotar nunca y al que ahora el club vitoriano busca una salida que deje rendimiento monetario, supone el paradigma de este asunto. Sedekerskis, aún muy joven, tendrá tiempo también en Vitoria para moldear su carácter.