Vitoria. Pocas cosas pueden destacarse, tanto en el partido de ayer como en la temporada en general, de un equipo que se marcha de vacaciones por la puerta de atrás y con deshonor. Maciej Lampe volvió a emerger como el líder sin liderazgo, como el gran referente numérico de un plantel que a la hora de la verdad volvió a echar en falta la presencia de un capitán general que pusiera las cosas en su sitio.
El poste polaco, que interesa a varios equipos pero habrá que ver hasta qué punto consigue concitar el atractivo económico que se precisa para liberarlo, se despidió del Buesa Arena con una nueva actuación en la que superó las dobles figuras tanto en rebotes como en puntos. Pero, una vez más, resultó insuficiente.
Lampe, que acabó el encuentro con 14 puntos y 10 rebotes, no logró explotar toda la ventaja que se presuponía que tenía en la pintura ante un Gran Canaria huérfano de Xavi Rey, su principal referente interior. El problema es que el resto no estuvo mejor. Los ramalazos de un Heurtel muy valiente y el trabajo de Pleiss constituyeron oasis en el desierto.