REAL MADRID Llull (3), Rudy Fernández (17), Suárez (4), Mirotic (11), Begic (9) -cinco inicial-, Sergio Rodríguez (15), Slaughter (5), Carroll (6), Darden (9), Hettsheimeir, Draper y Reyes (11).
BLUSENS MONBUS Andrés Rodríguez, Pumprla (6), Corbacho (14), Kendall (14), Mejri (15) -cinco inicial-, Hummel (8), Sanz, Stobart (2), Dewar (6), Junyent (10), Buford y Rafa Luz.
Parciales 22-25, 28-11, 16-20, 24-19.
Árbitros García Ortiz, Guirao y Peruga. Eliminaron por cinco personales a Hummel, Andrés Rodríguez y Rafa Luz.
Pabellón Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. 6.962 esp.
madrid. El Real Madrid se anotó el primer punto de la eliminatoria de cuartos de final al vencer al Blusens Monbus por 90-75, en un partido gris en el que sólo la magia del Chacho Rodríguez puso algo de color. Pese a haber sido el último equipo que le ganó en Liga en el Palacio de Deportes el Real Madrid salió convencido de su superioridad sobre el Blusens Monbus y por ello decidió dejar la defensa en el vestuario. Así lo atestiguó el primer parcial, 22-25.
Los jugadores del equipo gallego demostraron tener paciencia en ataque y saber esperar la oportunidad para anotar en los diez primeros minutos de juego. El partido cambió por completo con la entrada de Sergio Rodríguez y con la aparición de la defensa madridista. Los gallegos encajaron mal ambas cosas. Se acabaron las canastas fáciles para ellos y se acabó el sestear en defensa. El Chacho le metió otra velocidad al partido y comenzó a sacar de la chistera asistencia tras asistencia. El Madrid creció en mayor medida, incluso, que se empequeñeció el Obradoiro, incapaz de anotar y de frenar a su rival. El parcial del segundo cuarto no dejó lugar a duda alguna, 28-11, sobre la diferencia que mostraron ambos equipos sobre el parqué.
Con las bases de la victoria ya perfectamente asentadas, el entrenador del Real Madrid, Pablo Laso, decidió reservar a muchos de sus titulares. La decisión le sentó bien al equipo gallego, que pudo volver a competir y a mostrar algunas de sus muchas virtudes, aunque Alberto Corbacho siguió muy vigilado y con poco margen de acción.
Salah Mejri también exhibió su velocidad de pies y el mucho, quizá demasiado, margen de mejora que tiene por delante. Al último descanso se llegó con un 66-56, que, numéricamente, dio alguna opción a los gallegos.
Los últimos diez minutos no se salieron del guión de un partido que no pasará a la historia del baloncesto. Sólo la magia del Chacho, la efectividad de Felipe Reyes debajo de los tableros y la regularidad de Rudy Fernández sobresalieron en un partido gris, en el que el Real Madrid consiguió el 1-0 en la eliminatoria de cuartos de final antes de viajar a Santiago de Compostela.