vitoria. Sucedió con Prigioni, a quien muchos daban por casi retirado cuando retornó a Vitoria y ahora pelea como titular por meter a los Knicks en la final de la Conferencia Este de la NBA, y ha vuelto a ocurrir con Nocioni. La historia se repite con apenas unos meses de distancia. Otro argentino, otro de los símbolos del eterno carácter del Baskonia, ha tenido que ganarse a pulso el respeto del universo baloncestístico del Viejo Continente. Tras haber aterrizado algo oxidado en el tramo final del pasado curso, el Chapu está firmando una esplendorosa campaña en la que se ha convertido en el principal sostén de un meritorio Laboral Kutxa y se ha confirmado, casi sin género de dudas, como el mejor alero de la Liga Endesa.
Los números confirman la enorme hegemonía que ha lucido a lo largo de los últimos meses un jugador que apenas encuentra oponentes a su medida. Hay muy pocos treses capaces de plantar cara a un veterano que está demostrando muchos más arrestos que jugadores a los que la prensa nacional regala mucho más los oídos. Si para algunos no bastan las sensaciones, que resultan aplastantes por mucho que se quiera criticar el exceso de ansiedad que por momentos ha perjudicado al santafesino, deberían bastar los números. Nocioni, por valoración, es el mejor alero de la Liga Endesa. Sólo dos jugadores exteriores -dos escoltas como Vasileiadis y Llull- le superan por unas décimas, pero en el cuerpo a cuerpo no tiene rival. Y ya no es sólo por su talento y por su capacidad atlética, algo mermada con respecto al enorme proyecto de jugador que dejó Vitoria en verano de 2004, sino sobre todo por el insaciable apetito de gloria que a unos meses de cumplir 34 años le obliga a pelear por cada bola como si fuera un junior.
Nocioni, pese a todo, sigue generando determinadas reticencias, ya no tanto en Vitoria como en otras latitudes. A pesar de haber dado el salto a la NBA con tantos méritos contraídos como el que más en la ACB -fue MVP-, de haberlo ganado todo con su selección -pilar básico en la generación dorada de la albiceleste-, de haber disfrutado de una carrera en la competición estadounidense más productiva y profesional que la de otros que regresan con el cartel de estrellas, parece obligado a ganarse el respeto en cada partido. Pero no parece importarle. Más bien al contrario. Va impreso en su código genético.
Las estadísticas, aun con su frialdad, reflejan la excepcional temporada que está firmando un jugador que, pese a todo, todavía aguarda a que la directiva de Josean Querejeta ponga sobre la mesa una oferta en firme para la renovación. A pesar de que requiere de mucho más trabajo de fisioterapia y de calentamiento que sus compañeros antes de saltar a la cancha y de que podría asirse al absentismo selectivo que otros practican habitualmente, se ha rebelado contra las desconexiones que por momentos ha sufrido el cuadro baskonista a lo largo de una temporada demasiado convulsa. Más allá de ser el tres mejor valorado, Nocioni figura entre los diez máximos anotadores de la Liga Endesa (13,5 puntos por partido), es el octavo jugador que más faltas recibe por partido (3,84), aparece entre los lanzadores más certeros desde la línea de tiros libres (76,1%), es undécimo en rebotes defensivos (3,97) y ostenta, casi desde que arrancó el curso, el mejor porcentaje de triples de la competición con un soberbio 46,3%.
En todo caso, no son sus números globales lo que más asusta, sino la estadística de sus duelos individuales. Ahí es donde queda retratado su carácter competitivo y, por inercia, su enorme superioridad ante el resto de jugadores que ocupan su demarcación en la competición doméstica. Salvando un par de excepciones -los aleros del Manresa y un Vidal inspiradísimo le superaron con claridad-, el único que siempre da la talla en sus enfrentamientos individuales es Alex Mumbrú. Quedó claro la pasada semana en Miribilla, donde ambos protagonizaron un toma y daca precioso. Desde fuera dio la impresión incluso de que disfrutaron.
La estadística global asusta. Contando los 32 partidos de fase regular y los dos de Copa del Rey que ha disputado este ejercicio el Baskonia, la valoración de Nocioni está por encima del doble de la conseguida por los aleros a los que se ha tenido que emparejar. Aunque pueda resultar una estadística en cierto modo engañosa para medir el desenlace de un duelo directo en un solo partido, el panorama global refleja que mientras sus pares apenas acumulan 6,09 puntos de valoración, Nocioni llega a los 14,2.
El Chapu ha sido capaz de borrar del mapa a Carlos Suárez, que sufrió tres canastas suyas en los tres primeros minutos de partido y no volvió a pisar el césped o Mickeal, MVP de la Copa a pesar de que en la semifinal Nocioni (17 de valoración) le dejó en negativo (-1). El argentino se ha mostrado además como el último reducto de esperanza en los partidos en los que el Baskonia ha hincado la rodilla. Quitando la debacle del Carpena, donde se hundió hasta el -9, en el resto peleó, a veces incluso en solitario, para evitar lo inevitable.
Nocioni sigue siendo una mala pareja de baile. La afición azulgrana confía en que los acordes de su tango sigan sonando el próximo año en el Buesa. Es una cuestión de dinero. Un tira y afloja en el que ambas partes, deseosas de renovar, están condenadas a entenderse.