Vitoria. Con sus altibajos, a los que no son ajenos ni las grandes estrellas, se ha convertido en uno de los pívots de moda de la ACB. Lamont Hamilton, al que muchos ni siquiera conocían antes de que el Bilbao Basket apostase por su fichaje tras militar los tres años anteriores en el desconocido Paris-Levallois de la Pro A francesa, ha irrumpido con una fuerza devastadora en una competición donde los hombres altos de calidad se cuentan con los dedos de la mano. Con 208 centímetros y 111 kilos de humanidad, el poste neoyorquino tiene visos de erigirse, si no antes, en uno de los jugadores más codiciados cuando se abra el mercado estival. Las penurias económicas en las que está inmerso su equipo, rescatado hace días por la Diputación vizcaína, su indudable revalorización y el hecho de que acabe contrato en junio le alejan de Miribilla. Muchos clubes nacionales y del Este de Europa ya han llamado a la puerta de su agente para sondear su situación. Uno de ellos es el Baskonia, que pretende efectuar un lavado de cara a una pintura demasiado liviana en el actual ejercicio donde la orfandad de músculo, envergadura y fortaleza física se ha dejado sentir en muchos momentos críticos.
Con medias próximas a los 13 puntos y 6 rebotes por partido, Hamilton -que el pasado 6 de abril cumplió 29 años- responde al perfil buscado. En un mercado cada vez más reducido y en el que las pocas gangas se cotizan a un precio por las nubes, el de Nueva York constituye uno de los pocos hombres susceptibles de elevar la calidad de cualquier equipo, entre ellos el baskonista. Quienes han seguido de cerca su evolución en estos últimos tiempos avalan dicha tesis. "Es de lo mejorcito que hemos visto por Bilbao en mucho tiempo, aunque está teniendo una pequeña regresión en su juego que no es por su culpa", resume José Antonio Figueroa, antiguo entrenador del club bilbaíno durante dos etapas. Para Koldo Mauraza, ex de los dos grandes conjuntos vascos que trabaja hoy en día en una empresa llodiana de botellas, es "un jugador completo en todas las facetas que lo tiene todo: buena técnica, buen tiro exterior, capacidad para jugar por dentro, fortaleza física...".
técnico y potente Muchas virtudes adornan a este interior que puede acoplarse a las dos posiciones interiores. Puede ser un notable cuatro debido a su versatilidad para abrirse y lanzar desde la larga distancia. Igualmente, se encuentra capacitado para desempeñar el rol de cinco puro si se atiende a su fornida complexión física que le permite emparejarse en las inmediaciones del aro con auténticos armarios empotrados. "Anota desde abajo, de tres y desde cuatro metros gracias a su buena mano. Técnicamente hablando, es un jugador excelente, aunque le están obligando a ser más tosco por la filosofía que ha implantado Katsikaris. En líneas generales, posee un variado poder ofensivo. El rival no le mueve a la hora de defender. Es como un árbol", ensalza Figueroa, para quien uno de los principales rasgos característicos de Hamilton es "su movimiento de pies y el juego de espaldas" de los que el Bilbao Basket no se aprovecha lo suficiente en los partidos.
Según los expertos, sin embargo, no es oro todo lo que reluce alrededor de un poste sobre el que han empezado a arreciar las críticas tras la reciente final de la Eurocup ante el Lokomotiv Kuban. En una ocasión propicia para disparar su caché y lucirse ante los ojeadores de los conjuntos de Euroliga que estaban pendientes de su rendimiento, Hamilton rubricó una velada aciaga. Superado de cabo a rabo por dos hombres curtidos en mil batallas como Aleks Maric y Richard Hendrix, sus escuálidos números (4 puntos y 5 rebotes con 2 de 9 en tiros de campo) le convirtieron en el principal damnificado. "Ha sido decepcionante su bajón en todos los aspectos. Está siendo extrapolable al del equipo. Todos los equipos, hasta los que se encuentran abajo peleando por el descenso, han dado un paso al frente, menos el nuestro. Al principio de temporada, era un jugador determinante hasta que le ha pasado factura la filosofía del equipo. No se juega mucho por dentro y hay demasiada dependencia del juego exterior. La única jugada es el pick and roll si el rival no lo defiende bien. Él tampoco es que sea un intimidador brutal", admite Figueroa. La impresión de Mauraza es similar. "Le falta ser un poco más constante en los partidos. Hay días en los que hace cosas estupendas y otros en los que desaparece".
Precisamente su tibieza en labores de contención es lo que puede llegar a alejarle de un club de elevados vuelos, sobre todo si la figura que pilota la nave le exige una dedicación espartana en esta aspecto del juego. "Yo he sido un entrenador que ha cuidado mucho esto y creo que siempre se pueden enseñar determinados conceptos. Le veo capacitado para aprender porque no es ningún torpe que se tropieza contra las esquinas. El problema es que hay que orientarle y marcarle unas pautas desde el banquillo", precisa el entrenador madrileño, con una década al frente de varios banquillos ACB. El discurso de Mauraza tampoco deja lugar a las dudas. "No es un pívot que se pegue, pero hace cambiar tiros. A nivel de tapones, fue fundamental en los primeros compases del curso".
Una jornada idónea para calibrar su potencial será hoy en Miribilla. Quizá, disipará las dudas para saber si el Baskonia intensifica su interés por un poste que, antes de su periplo por suelo francés, protagonizó en las temporadas 2007-08 y 2008-09 sendas incursiones en la modesta LEB Oro militando en el Fundació Basquetinca.com y el Tenerife Rural. ¿Daría la talla en Vitoria? Aquí hay alguna discrepancia. "Sería un buen fichaje para el Laboral Kutxa. Hace tiempo que no veía un pívot con esa calidad. En un equipo equilibrado donde el juego interior sea importante, sería útil. Eso sí, hay que acompañarle con otra gente complementaria", desvela Figueroa. Más pesimista se muestra Mauraza. "Para jugar en un club como el Baskonia, igual le falta regularidad. Hay partidos en los que desaparece y no da todo lo que tiene que dar. En Charleroi, estuvo desaparecido", critica.