vitoria. Aterrizó en el Fernando Buesa Arena hace casi cuatro meses con la difícil misión de cubrir la vacante de Brad Oleson y su etapa encierra, de momento, más sombras que luces. David Jelinek, el cuarto elemento de la rotación exterior para Zan Tabak, está viviendo unos difíciles comienzos en un equipo de altos vuelos como el Caja Laboral cuya supervivencia en la elite pasa ineludiblemente por el crecimiento, como es su caso, de los jóvenes que anidan en su plantilla en aras de sacar una tajada económica con su futuro traspaso. El escolta checo, de apenas 22 años y avalado por su notable trayectoria en el Joventut antes de que recalase el pasado verano en el desconocido Olin Edirne turco, trata de subirse a marchas forzadas a una locomotora con las jerarquías bien definidas e inmersa ya en un vertiginoso ritmo de crucero que no aguarda a ningún rezagado.

Con el segundo puesto de la fase regular prácticamente amarrado, los cinco asequibles partidos previos al arranque del play off por el título (Fuenlabrada, Bilbao Basket, Murcia, Estudiantes y Canarias) constituyen una oportunidad inmejorable para medir la temperatura de un baloncestista al que apenas se ha visto por unas u otras razones. Tabak se halla en la tesitura de concederle la alternativa, a poder ser durante muchos minutos, con el fin de cerciorarse acerca de si puede ser un peón sólido y de garantías para el asalto a la cuarta ACB de la historia. Y es que Jelinek no ha sido solo hasta ahora un espectador de lujo en todas las ásperas refriegas ante los adversarios de primer nivel (Barcelona, CSKA...) sino también un actor secundario en los encuentros más asequibles que ha debido afrontar el Baskonia a nivel doméstico. Muchas de sus apariciones han tenido lugar en los minutos de la basura, siempre destinados para los jugadores con menos peso específico en cualquier proyecto deportivo.

Más allá de que la lesión muscular sufrida en el bíceps femoral al poco de alistarse en el ejército azulgrana -producto de su falta de tono físico y que le mantuvo alrededor de tres semanas en el dique seco- no favoreció su integración, la confianza demostrada por el entrenador croata en él está siendo más bien limitada. Un Causeur con el crédito por las nubes representa una figura intocable en su puesto y, antes que convertir al tirador nacido en Brno en su sustituto natural, el preparador azulgrana ha antepuesto en determinados momentos la presencia de San Emeterio o incluso de Heurtel como improvisados doses en su lugar. Un síntoma preocupante que reduce el abanico de alternativas para encarar las series finales por el título, donde la tropa alavesa se topará con algunos adversarios dotados de un interminable fondo de armario.

una apuesta de futuro Su etiqueta de sospechoso defensor no le ha ayudado a integrarse en un equipo que ya no puede permitirse tantos lujos como otras temporadas. Jelinek, una pieza eléctrica a la hora de armar el brazo y lanzar a canasta que se distingue ante todo por ser un anotador, debe adaptarse a contrarreloj a un entorno diametralmente diferente al que gozó en Badalona. Allí, a las órdenes de Pepu Hernández y Sito Alonso, dispuso de la libertad necesaria para exhibir todo su desparpajo y talento en ataque. La feroz competencia existente en el Caja Laboral le obligará ahora a cambiar el chip y armarse de paciencia para que llegue su oportunidad. En partidos como los que se avecinan a continuación, su despegue debe llegar sí o sí si el club quiere vislumbrar su auténtico potencial y empezar a calibrar el éxito o el fracaso de su apuesta.

Las altas esferas, que han depositado en el checo grandes esperanzas de cara al futuro, asisten con cierta inquietud a su compleja situación. Su condición de jugador de formación, tan necesaria hoy en día para confeccionar cualquier proyecto, y su proyección le permitieron firmar un vínculo de larga duración hasta junio de 2016. No es que las urgencias apremien a Josean Querejeta, pero no cabe duda de que la consigna de Tabak reside en dar espacio en la medida de lo posible a todos los jóvenes que se encuentran a su disposición. Si algo prioriza la entidad de Zurbano es no vivir episodios como el de Nemanja Bjelica, que tardó a las órdenes de Ivanovic más de una campaña y media en ser un asiduo de las rotaciones.

Con apenas 14 partidos como bagaje, 8 correspondientes a la ACB y 6 a la Euroliga, en los que ha promediado 11 y 9 minutos respectivamente, Jelinek está relegado a un peligroso ostracismo que corre el riesgo de acentuarse cuando arranque, en poco menos de un mes, la pelea por el título. Siempre que el Baskonia sea capaz de superar el envenenado cruce de cuartos de final al mejor de tres partidos, la hipotética semifinal que aguarda ante el Barcelona obliga a disponer a todos los jugadores con el cuchillo entre los dientes. Cualquier deserción será mortal de necesidad.