Zan Tabak ha encontrado en el fondo de su banquillo los recursos ofensivos que parecía echar en falta para evitar la previsibilidad de su equipo. El Caja Laboral ha crecido estas últimas semanas. Más allá de la dolorosa eliminación continental ante el CSKA, la eliminatoria ante el combinado moscovita permitió confirmar la valía en citas de alto voltaje de dos tipos que aterrizaron en Vitoria con el cartel de promesas pero que han tardado en hacerse importantes. Fabien Causeur ha sido presa de la irregularidad, como el colectivo, pero a Tibor Pleiss se le esperaba y parece haberse decidido a llegar.
El domingo ante el Manresa, en un duelo de complicada digestión, el poste teutón volvió a confirmarse como una opción ofensiva. Al margen de exhibir su demoledor poderío en el rebote, faceta que domina con insultante facilidad merced a su altura y sobre todo a su descomunal envergadura, Pleiss mostró una tremenda pegada en ataque. Nada nuevo, en todo caso, para un jugador que supone una pesadilla en el poste bajo para las defensas rivales y que casi nunca desperdicia las ocasiones que le brindan sus compañeros. El gigante alemán resulta letal en el uno contra uno cuando se desenvuelve de espaldas a canasta.
Las estadísticas de los partidos precedentes así lo atestiguan. En los seis encuentros disputados por el cuadro azulgrana en estas dos últimas semanas (los cuatro de la serie ante el CSKA, el del Blancos de Rueda y el del Manresa), Pleiss ha firmado unos porcentajes de tiro escandalosos. De los 23 lanzamientos de dos que ha ensayado, 21 acabaron alojados en la red. Los números resultan aún más aterradores para el oponente si se toman en cuenta los tres últimos duelos, disputados todos ellos en el Buesa Arena, en los que el interior germano ha anotado de manera consecutiva sus últimos 13 tiros.
"Estoy aquí para aprender, para dar mi siguiente paso, para crecer", retrata Pleiss, consciente de que va a alcanzar el play off de la ACB en su mejor momento del curso. "Creo que mi segunda parte de la temporada está siendo buena, sobre todo tras la enfermedad y los problemas que tuve a mi llegada", asevera.
Pleiss, para este Caja Laboral limitado en lo que se refiere a trabajo bajo los aros, es mucho más que números. Pero la estadística, en varios apartados, refleja su crecimiento. Es el jugador que presenta un mejor porcentaje de tiros de campo en los cuartos de final de la Euroliga, con un 85%. A lo largo de la máxima competición continental ha acabado en la decimotercera posición, con casi un 63%.
En la ACB se encuentra también entre los mejores reboteadores ofensivos, con 1,85 capturas de media por cita, aunque el rol secundario que ha ocupado hasta el momento, a la sombra de Maciej Lampe, juega en su contra. Sus números se disparan si se realiza una proyección a cuarenta minutos, una de las unidades de medida preferidas por scouters y expertos. Ahí Pleiss queda retratado como un jugador determinante.
El problema es que no siempre tiene que ver con Tabak el hecho de que Pleiss juega más o menos minutos. Su desesperante facilidad para cargarse de faltas, aspecto que deberá mejorar, le ha privado en muchos casos de un mayor protagonismo.
Pleiss es el futuro del Baskonia. El futuro inminente y el más lejano. Su mejor versión puede resultar un arma de incalculable valor para un equipo que aspira a sumar el único título por el que ya pelea. Y parece centrado en ese objetivo. "Hay que centrarse en la ACB y olvidar cuanto antes lo del CSKA. Es mejor mirar al futuro. Debemos tener una actitud positiva y pasar página", dice. "Ahora tendremos más tiempo para descansar y preparar las eliminatorias por el título. La ACB es lo que nos queda y es muy importante para nosotros", zanja el teutón.