SI hay algo que nadie duda en el mundo del baloncesto es que en los 209 centímetros que conforman el interminable cuerpo de Nemanja Bjelica se esconde una de las mayores dosis de talento con las que ha sido agraciado jugador alguno. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, éste pasa desapercibido por las diferentes pistas como consecuencia de la abulia de su propietario. Así sucedió en los dos duelos que inauguraron esta serie en Moscú, en los que por momentos llegó a encrespar al aficionado más calmado debido a su aparente falta de interés.

Ello le había colocado en la diana de los señalados antes de la contienda de ayer y la siempre competitiva sangre serbia debió removérsele hasta hacerle reaccionar. Porque lo cierto es que el ala-pívot balcánico encontró por fin el interruptor de sí mismo y ofreció la versión que todo el baskonismo ansía ver mucho más a menudo.

Con una espectacular exhibición de su descomunal talento Nemagic consiguió encender la mecha que rápidamente prendió en el resto de sus compañeros y que llevó al Caja Laboral a pasar por encima de un transatlántico como el CSKA de Moscú como si de un equipo de infantiles se tratara.

Desde la primera vez que tomó contacto con la pelota, el balcánico dejó claro que no estaba dispuesto a despedirse de la serie sin mostrar que es capaz de deslumbrar sobre una pista de baloncesto. Al poco de haber salido a la pista mediado el primer cuarto, recibió el balón en el inicio del ataque baskonista y, fiel a su personalidad, no lo dudó ni un instante. Fijó la vista en el aro, levantó los pies del suelo y, desde cerca de ocho metros, se marcó un triple que estableció el momentáneo 10-4 en el marcador.

El inicio soñado para afrontar una cita de la máxima exigencia. Sin embargo, no se iba a encontrar con un camino sin piedras. De esta manera, las dos acciones individuales siguientes hicieron que aparecieran los nubarrones sobre su actuación. Primero un triple fallado y a continuación una mala penetración rematada con una falta personal al tratar de recuperar el balón perdido motivaron que más de uno se temiera lo peor y esperase la reaparición de la versión desaparecida de Nemanja.

Se equivocaron. Ayer no era el día. El serbio no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Trabajando también al máximo en la defensa, continuó confiando en sus posibilidades y espero su momento para volver a martillear el aro de su oponente. Así, a falta de 1.10 para el final del primer cuarto firmó otro triple de los suyos y reinició su particular masterclass sobre el parqué.

Rebotes, asistencias, canastas... baloncesto total en definitiva que le llevaron a enfilar el camino de los vestuarios en el descanso con 18 puntos de valoración y, lo que es más importante, la sensación de haber liderado con su calidad el juego baskonista. La victoria estaba encarrilada y pudo presenciar el tercer cuarto desde el banquillo con absoluta calma. En el último parcial regresó a la pista pero para entonces ya estaba todo decidido y no necesitó pisar el acelerador. La cabeza, ya estaba en el duelo de mañana.

Una cita en la que ojalá vuelva a presentar su cara A y reciba también la colaboración de otros elementos que estaban igualmente señalados -Heurtel, Milko o Lampe- y ayer se sumaron a la exhibición (especialmente en el caso de los dos primeros).