Vitoria. Las victorias fuera de casa se cotizan muy caras en la Euroliga. Por ello, el conjunto que goza del factor cancha en la eliminatoria de cuartos de final acostumbra a inmiscuir su figura en la Final Four en un elevado porcentaje de ocasiones, aunque hay excepciones que confirman esta regla no escrita desde que en la temporada 2004-05 los rectores del torneo más glamouroso del Viejo Continente implantasen un cambio de formato con la inclusión de cuatro cruces una vez finalizado el Top 16. En concreto, han sido siete las veces en que el equipo que no gozaba de la ventaja de campo, tesitura en la que se halla hoy en día el Caja Laboral, ha quebrado el pronóstico a lo largo de las ocho últimas ediciones continentales.

Al bloque vitoriano le corresponde precisamente el honor de liderar esta particular clasificación. De hecho, es el único que lo ha materializado en dos ocasiones -campañas 2004-05 y 2005-06-, mientras que el Partizan, el Montepaschi, el Maccabi, el Panathinaikos y el Olympiacos han sido los otros afortunados. En las restantes eliminatorias que se han celebrado desde 2005, bien al mejor de tres bien al de cinco, siempre accedió a la reunión más elitista el equipo que abría la eliminatoria en casa y actuaba como anfitrión en un hipotético desempate debido a su mejor clasificación en el Top 16. El Baskonia, por tanto, no sólo se medirá a una colección de estrellas y a una de las plantillas más compensadas en manos del técnico continental más reputado con permiso de Obradovic, sino también desafiará a la historia porque el CSKA jamás ha perdido un play off de cuartos de final desde que fue instaurado por Jordi Bertomeu.

El cuadro alavés ya tuvo que superar la desventaja de campo para plantarse en las Final Four de 2005 (Moscú) y 2006 (Praga). Para acudir a tierras rusas, batió al Benetton de Ettore Messina tras su golpe de autoridad (59-98) en el asalto inaugural del Palaverde con una noche memorable de Scola y Macijauskas, autores de 34 y 21 puntos respectivamente. Pocos días, más tarde dio la puntilla (66-64) a los transalpinos en una Buesa Arena lleno hasta la bandera. Una campaña más tarde, el adversario sería otro ogro como el Panathinaikos, que se frotó las manos tras ganar con cierta comodidad (84-72) el primer partido en el OAKA. El antiguo TAU Cerámica forzó el desempate tras devolverle la moneda (85-79) al amparo de su público. La apoteosis llegó con la épica victoria (71-74) en territorio comanche delante de 20.000 enfervorizados hinchas helenos en una de las actuaciones baskonistas más memorables que se recuerdan.

En las temporadas 2006-07, 2007-08 y 2008-09 siempre accedió a la Final a Cuatro el equipo que gozó del factor pista a su favor. Hubo que esperar hasta el ejercicio 2009-10, cuando esta eliminatoria ya comenzó a resolverse al mejor de cinco encuentros, para encontrar una nueva sorpresa. El Partizan, dirigido por ese viejo zorro llamado Dusko Vujosevic y con los codiciados Bo McCalebb y Jan Vesely en el esplendor de sus carreras, dio la campanada ante el Maccabi. Los serbios arrancaron un valioso triunfo (78-85) en el duelo inaugural de la serie que luego harían valer en el infierno del Pionir (81-73 y 76-67).

La campaña 2010-11 se ha convertido hasta la fecha en la más desfavorable para los anfitriones. No en vano, el Olympiacos, el Baskonia y el Barcelona no pudieron lograr el pasaporte para la Final Four celebrada en el Palau Sant Jordi tras perder por idéntico resultado (1-3) ante el Montepaschi, el Barcelona y el Panathinaikos respectivamente. La reacción del combinado italiano fue admirable, ya que en el pulso inaugural de su serie sucumbió en La Paz y la Amistad por la friolera de 48 puntos (89-41). Los alaveses, por su parte, entregaron el factor campo tras una letal canasta del estadounidense Jeremy Pargo en las postrimerías de la segunda confrontación.

El último que superó la barrera de cuartos con la desventaja de pista es precisamente el vigente campeón de la Euroliga. El Olympiacos, que en el Sinan Erdem Arena de Estambul se coronó campeón tras dejar en la cuneta contra todo pronóstico al Barcelona y al CSKA, se tomó el año pasado la revancha ante los toscanos tras imponerse por un global de 1-3. El Baskonia confía ahora en seguir esa estela por mucho que los rusos desconozcan las mieles de la derrota en el play off de cuartos.