Vitoria. La undécima jornada del Top 16 arranca hoy dentro del grupo F con la disputa de dos partidos a los que el Baskonia debería prestar mucha atención antes de la disputa del suyo en el Abdi Ipekçi Sports Hall. No en vano, entran en liza dos de los rivales directos por conseguir la cuarta posición del grupo que otorga la clasificación hacia la eliminatoria previa a la Final Four. Dando por sentado que el Barcelona y el Montepaschi, con ocho y siete victorias, ya son inalcanzables para los alaveses, quedan dos billetes en juego y varios implicados en una pelea titánica que no tiene visos de resolverse hasta prácticamente las últimas pedaladas de esta liguilla.
Al conjunto de Tabak no le queda otro remedio que ganar la mayoría de sus partidos y buscar aliados en otros conjuntos del lote que ya no se juegan grandes cosas, bien por haber adelantado sus deberes con anterioridad bien por estar virtualmente eliminados. Es el castigo al que se ve sometido por haber firmado una racha tan deficiente en las últimas semanas.
Si se tiene en cuenta que catalanes y toscanos ya están virtualmente dentro, hay cuatro equipos -casos de Olympiacos, Khimki, Maccabi y Caja Laboral- que aspiran a repartirse los dos últimos trozos del pastel. Dos de ellos mantendrán intactas sus opciones de erigirse en monarcas continentales, mientras que los otros dos se despedirán del sueño. El problema del conjunto vitoriano es que, de tanto desperdiciar ocasiones para redimirse, ha perdido la estela de los líderes e incluso acaba de resucitar a los de David Blatt tras su último traspié en el Buesa Arena. Y, en el caso de empates, su basket average parece que no aumentará las esperanzas.
Navarro, de vuelta El Olympiacos lo tiene hoy, a priori, mucho más complicado que el Maccabi. No en vano, recibe en El Pireo al Barcelona, que si bien dijo el pasado domingo adiós a una excelente racha de catorce victorias consecutivas se mantiene como un enemigo temible. Amparado en el apoyo de su temible afición, los pupilos de Bartzokas intentarán hacer valer el factor cancha con el fin de buscar un triunfo de oro que les deje a las puertas del éxito. Tras ser dosificado en el último choque doméstico, y dado que Oleson no puede tomar parte en la máxima competición continental, Navarro vuelve a estar a disposición de Xavi Pascual para dotar de mordiente al perímetro.
El triunfo culé sería recibido con los brazos abiertos por la expedición baskonista. En el otro pulso de la jornada, las preferencias también son obvias. Una derrota del Maccabi en la pista del Fenerbahce constituiría un balón de oxígeno para las aspiraciones de los discípulos de Tabak, aunque el objetivo se encuentra plagado de dificultades ante los enormes problemas que asolan al combinado turco. La renuncia del italiano Simone Pianigiani no ha sido, de momento, el detonante de ninguna reacción si uno atiende al pésimo resultado (87-69) que obtuvo en su último desplazamiento a Siena. Con varios jugadores en el ocaso de su carrera y los bolsillos llenos de dinero, no hay excesivos visos de que el Fenerbahce -que visita el Fernando Buesa Arena dentro de una semana- pueda erigirse en un aliado. Únicamente queda confiar en un arrebato de orgullo y amor propio por parte de los Andersen, Batiste, Sato, McCalebb y compañía para evitar una muesca amarilla que sería de funestas consecuencias para el futuro.