vitoria. Zan Tabak se expresaba ayer con más dificultad de la que acostumbra. El técnico parecía no encontrar la palabra adecuada, la reflexión idónea que pudiera explicar cómo el Baskonia había dejado escapar un triunfo que se antojaba imprescindible para seguir soñando con la Final Four de Londres. Como muchos de los espectadores presentes en el Buesa Arena, Tabak no era capaz de describir con exactitud qué acababa de ocurrir. El cadáver estaba todavía demasiado caliente para empezar la autopsia. No dudó en arrancar su comparecencia asegurando que no tenía nada que reprochar a sus jugadores, aunque el cuadro azulgrana vio cómo el Maccabi de Tel Aviv se imponía por 62-66 pinchando las ruedas de un equipo que llegaba tambaleándose al encuentro tras una polémica semana, con supuestos topos en el vestuario incluidos. "El partido ha estado igualado hasta el final pero se ha decidido por detalles, como los cinco rebotes ofensivos que nos cogen en el último cuarto que les llevan a anotar 23 puntos. Y también hemos tardado demasiado en entrar en bonus", admitió el preparador croata antes de asumir la dificultad que supone a partir de ahora agarrarse a ese clavo ardiendo que es pasar este Top 16 con cuatro victorias y cinco derrotas. "Matemáticamente todavía es posible, pero es muy difícil. Con esta derrota la cosa se complica muchísimo", incidió.

Después de haber pasado los que probablemente hayan sido sus peores días en su aún corta etapa como entrenador en la capital alavesa, Tabak se topa ahora con un problema en forma de decepción generalizada que deberá encarar lo antes posible. "No puedo decir que no estoy contento con el juego de mi equipo porque ahí están los 66 puntos en los que hemos dejado al Maccabi, pero no hemos estado fluidos en ataque y no resolvíamos bien las jugadas. Podemos hablar de detalles técnicos, pero el equipo ha competido", subrayó Tabak, que no quiso perder la oportunidad de explicar su versión de esa última acción en la que Thomas Heurtel se juega un triple demasiado precipitado. "Buscaba una jugada más larga con un pick and roll al final", aseveró finalmente.

Si su entrenador se mostraba ayer especialmente parco en palabras, Maciej Lampe no quiso ser menos que su jefe y tampoco parecía capaz de responder con contundencia cuando fue cuestionado por los motivos de la derrota ante la escuadra hebrea. "No sé qué ha pasado. Ellos anotaban muy fácil debajo del aro y han sido más listos que nosotros. Pero esto no se ha acabado todavía", zanjó confiado el pívot polaco. Por último, David Blatt, preparador del Maccabi, reconocía que la victoria cosechada ayer en el Buesa Arena era "un triunfo muy, muy importante" para su equipo.