vitoria. Sucedió en julio, mientras Josean Querejeta ultimaba la plantilla para el presente curso. Un emisario de los Knicks de Nueva York se puso en contacto con el agente de Pablo Prigioni y todo comenzó a torcerse. Contra todo pronóstico, el timonel argentino recibió una oferta de la franquicia de la Gran Manzana. Tenía la oportunidad de convertirse en un rookie de 35 años y, aún con ganas de disfrutar del baloncesto, no la dejó pasar. Querejeta, que tenía apalabrada la continuidad de uno de los grandes iconos del baskonismo, se quedó compuesto y sin base. Y todavía hoy se están pagando las consecuencias.
Devon Van Oostrum, que ya ayer se ejercitó a las órdenes de Zan Tabak, se convirtió en el quinto base que desfila por el vestuario del equipo azulrgana en un curso a todos los efectos convulso. Llegado a raíz de la polémica marcha de Carlos Cabezas, al internacional británico le toca asumir una papeleta complicada. Con 20 años recién cumplidos, su salto al primer plano se antoja apresurado y existen aún muchas dudas de que pueda llegar a hacerse un hueco en una plantilla en la que ha habido desde el primer momento un exceso de directores de juego sin que ninguno haya logrado satisfacer por completo las expectativas creadas.
Hacía muchos años que el Baskonia no disponía de tres bases. Sin embargo, la presente está siendo, de largo, la campaña en la que con menos garantías se está cubriendo una demarcación que resulta clave. A la marcha de Prigioni se sumó el frustrado intento de encontrar acomodo a un Thomas Heurtel que de la noche a la mañana pasó de prescindible a titular. Ahí se inició un periodo de overbooking en el que ni Dusko Ivanovic primero ni Zan Tabak después han sido capaces de encontrar el equilibrio idóneo.
Taylor Rochestie apenas dispuso de oportunidades. Sufrió una lesión que lo mantuvo fuera de combate demasiado tiempo y jamás llegó a encontrar su sitio. Carlos Cabezas sí parecía tener un rol. Con Ivanovic actuó como segundo base e incluso llegó a ofrecer momentos de calidad, apoyado en su experiencia, que el equipo agradeció. Su presencia en cancha coincidió con los momentos más sobrios del equipo, incluso en los últimos tiempos. De hecho, a pesar de no tratarse de uno de los jugadores con más minutos de la plantilla baskonista, figura entre las piezas con las que el equipo ha acumulado un mejor balance de puntos cuando se encontraba sobre el parqué. Tabak, no obstante, se mostró desde su llegada reacio a concederle protagonismo. Fue el croata quien reclamó un refuerzo para la posición de base.
Omar Cook resultó la respuesta a sus plegarias. Era el cuarto timonel que desembarcaba este curso en el Buesa Arena. De inició sorprendió. Fue clave en el crecimiento del equipo hasta que, de manera incomprensible, se apagó. Ahora llega Van Oostrum, el quinto. A la gran promesa, que no podrá disputar Euroliga, se le ha adelantado su puesta de largo. El baskonismo confía en que llegue con la solución a los problemas de la dirección bajo el brazo, aunque a primera vista parece que no lo tendrá fácil siquiera para ganarse unos minutos.