Vitoria. El Palaestra de Siena alberga a una de las dinastías de bases más longevas y poderosas del Viejo Continente. En el templo del Montepaschi, terreno vedado hasta la fecha para el Baskonia, disfrutan desde hace años con las diabluras de una saga de timoneles norteamericanos que parece no tener fin. Poco importó en su día que se marchara al Unicaja Terrel McIntyre, primer monarca menudo de esta enorme generación. Su puesto lo ocupó un Bo McCalebb que tardó poco en hacer olvidar a su antecesor para erigirse en una de las grandes sensaciones de la Euroliga. Su marcha, el pasado verano, volvió a sembrar los miedos en la apasionada afición del conjunto toscano. Pero la directiva, que realizó una drástica reducción presupuestaria, guardaba otra carta en la manga. Y no era un as, sino un rey. Otro base.
"Era un gran reto para mí llegar a Siena con la misión de sustituir a un gran jugador como McCalebb, que había hecho tanto por este equipo. Pero era también una gran oportunidad, la mejor, y estoy muy satisfecho de poder estar ofreciendo este nivel en la Euroliga", asegura Bobby Brown, el tercer senescal del Palaestra. El eléctrico director de juego californiano (Los Ángeles, 1984) ha sabido tomar el testigo con dignidad, hasta tal punto que se ha convertido en el jugador mejor valorado de un torneo que ha grabado con letras de oro su nombre en el libro de los récords tras el partidazo que firmó en la segunda jornada del Top 16 frente al Fenerbahce. Brown, un trotamundos de la NBA que ha pasado por Hornets, Timberwolves, Clippers y Kings sin excesiva fortuna, ha encontrado en Siena, reino de los bases americanos, el escenario ideal en el que desplegar su magia y ante los turcos logró igualar el mejor registro histórico de la Euroliga en valoración (41 puntos).
"Siempre trato de ayudar a mi equipo a ganar con todo lo que está a mi alcance", asevera el base angelino. "El partido en la pista del Fenerbahce suponía un gran reto, era muy importante para nosotros, así que di todo lo que tenía", trata de restar importancia Brown, a quien quizá ahora le resulte más complicado sorprender a los rivales. "No sé si resultará más difícil o no. Simplemente pienso continuar haciendo lo mismo que he hecho siempre: jugar duro para ganar", añade.
En crecimiento El Montepaschi ha crecido conforme avanzaba la competición. Recibe al Caja Laboral en una cancha en la que el equipo azulgrana ha salido escaldado en sus dos anteriores visitas y trata de mantenerse en lo alto de la clasificación del grupo. A pesar de las dudas que generaba en el arranque del curso, con una primera fase en la que registró tantas derrotas como victorias (5-5), en el Top 16 se está revelando como un bloque sólido y muy difícil de superar. De hecho, ya ha sumado cinco triunfos y sólo ha caído en un partido, en la última jornada en Barcelona. "Éramos un equipo sin hacer, con muchos jugadores nuevos, pero después de meses de duro trabajo en los entrenamientos hemos mejorado mucho, tanto en el juego como en la química de equipo", asegura Brown, que guió al Montepaschi, auténtico tirano del basket italiano, al título copero el pasado fin de semana.
Los recortes presupuestarios del equipo transalpino han propiciado que el Montepaschi se convierta en un plantel más coral, más anónimo y menos rebosante de estrellas rutilantes. Pero el brillo del rey Brown parece incuestionable. Todos juegan para él y él hace jugar a todos. "Me siento muy cómodo en este sistema. El entrenador me deja jugar libremente mi juego y puedo disfrutar", desvela el que será sin duda la mayor amenaza a la que deberá hacer frente esta noche el Caja Laboral.
Sus números y la consistencia que aporta al juego del combinado toscano contrastan sobremanera con las dudas que arroja la terna de bases del Baskonia. El timonel estadounidense muestra respeto hacia los hombres a los que deberá medirse, aunque reconoce que nos los conoce en exceso. "Los he visto jugar alguna vez. A Omar (Cook) más. Me enfrenté a él cuando jugaba en Milán y es un buen jugador", concede.
Brown considera al equipo vitoriano como un claro candidato a entrar en los cuartos de final, aunque sabe que no atraviesa su mejor momento del curso. Las últimas derrotas en el Buesa Arena ante Barça y Khimki han hecho mella en la moral y la confianza del plantel de Tabak. "Pienso que pueden entrar", afirma. "Tienen un buen equipo, están en la zona alta de la clasificación y va a ser un partido muy duro. Debemos estar preparados para ello".
Esa dureza que atribuye al duelo puede en parte proceder de que sabe que en el equipo rival formará Andrés Nocioni, un tipo con el que su carrera se cruzó de forma tangencial. El Chapu estuvo inmerso en el acuerdo a múltiples bandas que supuso la llegada de Brown a Sacramento, de donde el argentino salió para caer en los 76ers de Philadelphia. Lo conoce bien. "Es un jugador fuerte, competitivo, muy talentoso y juega siempre muy duro. Es uno de los jugadores más determinantes del Caja Laboral y espero con ganas enfrentarme a él", asegura Brown, que se siente seguro en su terreno, en el Palaestra, donde ya le veneran como el tercer representante de una de las dinastías de bases más brillantes en los últimos tiempos del baloncesto europeo.