no hay estrenos sencillos. Rara es la vez que un jugador, y menos aún un jugador joven, logra firmar en su debut el partido soñado. David Jelinek, última incorporación del Caja Laboral, tampoco pudo hacerlo ayer. En la matinal que sirvió para bautizarle como baskonista, el hombre llamado a ocupar el hueco dejado por Brad Oleson se marchó sin premio pero tras haber ofrecido la sensación de que es un exterior descarado y que puede resultar más que válido a los intereses de su nuevo equipo. Hizo lo que sabe, aunque no le acompañó la suerte, y trató de hacer lo que muchos decían que no sabía.

Los primeros trece minutos de Jelinek como jugador del Caja Laboral sirvieron ante todo para certificar que se trata de un jugador descarado, al que no le tiembla el pulso cuando llega la hora de mirar a canasta, y que ha aterrizado en la capital alavesa con la intención de aprovechar la ocasión que le brindan. Su actividad en defensa, donde tuvo que bailar con pares tan complicados como Rafa Martínez y Pau Ribas, sorprendió a la gran mayoría de los congregados en el Buesa Arena. Y satisfizo las expectativas de un Zan Tabak que le concedió la alternativa en el segundo cuarto del duelo.

Menos afortunado estuvo, sin embargo, en el lanzamiento exterior. En lo que es sin duda su gran fuerte, Jelinek se encontró con el punto de mira desviado. Es probable que los nervios le pesaran. Había una gran expectación en la grada. La primera vez que dispuso de un tiro abierto, a los pocos minutos de estar sobre el parqué, la grada del Buesa Arena emitió un murmullo que se apagó conforme el aro escupía el lanzamiento. Pero eso no lo aterró. Volvió a intentarlo otras dos veces. Ambas sin excesiva suerte. En todo caso, Tabak quedó contento con su papel. El técnico croata espera que el jugador criado en la cantera del Joventut se convierta en una amenaza ofensiva.

No se marchó sin embargo de vacío. Pudo estrenarse también como anotador. Fue gracias a la incesante actividad que mostró en defensa que mostró desde que entró en el partido. Un tapón que se convirtió en robo le permitió anotar una cómoda canasta al contraataque que le ayudaría sin duda a sacudirse los miedos y la ansiedad.

Apenas cinco días después de haber llegado a Vitoria, donde se espera que crezca hasta llegar a desarrollar el enorme potencial que se le adivinaba desde que militaba en la Penya, Jelinek ya es una pieza más del engranaje de Tabak. Su periodo de adaptación puede experimentar urgencias indeseadas si al final se confirma que San Emeterio padece una lesión que le impide disputar la Copa del Rey.

Jelinek es una apuesta de la directiva azulgrana. O parte de una apuesta incluida en el órdago que suponía desprenderse de Oleson para reclutar a un sustituto tan novel. En manos del checo queda la responsabilidad de avalar con resultados y rendimiento el acierto de la propuesta, pero da la impresión de que puede conformar una pareja muy interesante junto a Causeur.

El galo, tras sufrir cierto vértigo el viernes, ayer se soltó el corsé para empezar a ser el que fue a comienzos de temporada. Debe aún afinar el punto de mira, porque el Baskonia precisa de exteriores que anoten , pero si es capaz de contagiar un mínimo de intensidad a su nuevo compañero, nadie se acordará de Oleson en breve.

Por el momento, hay un folio en blanco sobre el pupitre de Jelinek. Él tendrá que dibujar en él su futuro, que para bien o para mal irá ligado a de su nuevo equipo.