Vitoria. Cada día son más aquellas personas que cuando intuyen que las circunstancias pueden comenzar a superarles deciden concederse un paréntesis y acudir a algún lugar aislado donde poder llevar a cabo una especie de retiro espiritual del que esperan salir reforzadas. Trasladar esto al deporte profesional y más aún en medio de una temporada resulta totalmente imposible pero esa es la situación en la que se encuentra ahora mismo el Caja Laboral. Después de las dos últimas derrotas encajadas en la Euroliga en el Buesa Arena -especialmente la del pasado viernes ante el Khimki-, el conjunto de Zan Tabak necesitaría de una pausa para tratar de recuperar todo aquello que le llevó a ser casi un modelo de perfección hasta hace no demasiado. Sin embargo como algo así resulta inviable por completo, deberá abonarse al más difícil todavía y llevar a cabo este proceso sobre la marcha.
De esta manera, el Baskonia tratará de reencontrarse con su mejor versión en la matinal de hoy en Zurbano. En el último compromiso antes de la inminente Copa del Rey que volverá a tener a Vitoria como escenario, el equipo azulgrana está obligado a dar un paso al frente para disipar las dudas que se han vuelto a instalar en su entorno.
Después de conseguir que la escuadra alavesa renaciera de manera espectacular desde su llegada al banquillo, Tabak se encuentra ahora con la primera crisis a la que debe hacer frente. Y lo es no tanto por la realidad objetiva -el equipo continúa segundo en la ACB y disfruta de una clasificación más que aceptable en el Top 16 pese a sus recientes tropiezos- como por las sensaciones que se transmiten desde el parqué y el momento en el que llegan. Ante el Khimki el Baskonia exhibió una extrema impotencia y mostró preocupantes problemas en la dirección de juego y el rebote. Si a eso se le suma la marcha de Brad Oleson y la inminente disputa del primer gran torneo del curso -con la presión añadida de ejercer de anfitrión-, la necesidad de protagonizar una reacción de manera inmediata queda clara.
El duelo de hoy frente al Valencia Basket se antoja, por lo tanto, una de esas citas trascendentes que deben adquirir un caracter bisagra en la trayectoria del equipo. El conjunto azulgrana necesita reencontrarse con la victoria y, sobre todo, con la mejor versión de sí mismo para desterrar fantasmas peligrosos y recuperar la confianza en sus posibilidades. Sin esa dosis imprescindible de seguridad, su futuro en el siempre atractivo torneo del K.O. se preñará de nubarrones.
Sin embargo, el objetivo vitoriano no resultará sencillo puesto que afronta el encuentro de hoy sin apenas tiempo para prepararlo y tocado en lo físico y especialmente lo anímico tras lo sucedido el viernes en la Euroliga. Por si esto fuera poco, en el otro lado de la pista se encontrará con un adversario más que consistente y que reúne en su plantilla -dirigida por el exbaskonista Velimir Perasovic- a un nutrido grupo de buenos jugadores.
Al menos, el combinado azulgrana contará con la ayuda de que su oponente también llega a este choque en horas bajas. Después de haber protagonizada una fase inicial del campeonato el Valencia parece que se está desinflando y acumula actualmente cinco derrotas consecutivas, tres de ellas en la ACB y dos en la Eurocup (ambas frente al Uxue Bilbao).
Será, por lo tanto, un cruce de necesitados en el que ambos necesitan la victoria como el respirar. El que mejor sepa gestionar esa situación sin duda tendrá mucho ganado de antemano. Por parte baskonista, el duelo contará también con el aliciente de poder ver en acción por primera vez bajo la disciplina azulgrana a David Jelinek. El joven escolta checo que ocupará el hueco dejado por Brad Oleson no puede actuar todavía en la Euroliga, por lo que hoy se estrenará vestido de corto. Aunque aún es muy pronto para pedirle que asuma responsabilidades, lo cierto es que su presencia puede contribuir a mejorar el atascado juego exterior que mostró el equipo el viernes.