aunque no pasará a la historia como la más brillante, la de ayer se convirtió en la undécima victoria consecutiva que acumula el Caja Laboral con Zan Tabak en el banquillo. El preparador croata ha convertido en rutina los triunfos. Tras el sopapo que recibió en su debut, con el correctivo que le endosó el Zalgiris de su maestro Joan Plaza, el tipo que llegó con la difícil misión de suplir a un icono del baskonismo como Dusko Ivanovic lo ha ganado todo.

Las cuentas comienzan a salirle a Tabak. Reclutado de urgencia, como una apuesta arriesgada, ha logrado rescatar a un equipo azulgrana que navegaba a la deriva. Enderezado el rumbo en la ACB y consumado el primer gran objetivo que le encomendó la directiva, meter al equipo en el Top 16, el croata comienza a imponer su estilo.

En su decálogo baloncestístico no tienen cabida exhibiciones de desidia como la que ayer, por mucho que ganaran, ofrecieron algunos de sus pupilos. Y no tuvo reparos en reconocerlo en sala de prensa tras el partido. Tabak quiere contagiar su intensidad a unos jugadores que al menos sí han demostrado una interesante capacidad para dar la cara en los momentos calientes. Eso supone un aval de enorme valor cuando lo que se pretende es volver a pelear por los títulos.

Siete son los triunfos que ha concatenado el Caja Laboral en la ACB, donde ha logrado consolidarse como segundo clasificado en solitario. Ahora mismo, más allá de la solidez de los proyectos de Gran Canaria y Valencia, el equipo vitoriano es el único que sigue la estela del todopoderoso Real Madrid de Pablo Laso.

Desde que cayó ante el Obradoiro en el encuentro que supuso la destitución de Ivanovic, el combinado azulgrana no ha parado de ganar. Se ha deshecho, con más o menos brillo, de rivales de diferentes niveles. Los más complicados en este periodo de siete encuentros, por nombre y plantilla, han sido el Unicaja, al que despachó con suficiencia, y el Bilbao Basket, que plantó cara hasta el final en uno de esos partidos que forjan el carácter de un colectivo que no ha parado de crecer desde el relevo de técnico.

Al margen de estos dos, han caído el Lagun Aro, el UCAM Murcia, el Blancos de Rueda, el Canarias y el Fuenlabrada. En teoría, equipos menores, pero también los que han sacado a relucir la versión más conformista, el envés tenebroso que Tabak se esmera en erradicar cuanto antes.

La marcha del Caja Laboral en la Liga Endesa, contando incluso la etapa de Ivanovic, ha desvelado una innegable capacidad de esta plantilla para opositar al título. Además de a Bilbao Basket y a Unicaja, se ha impuesto al Gran Canaria, al Barcelona y al Valencia Basket, mientras que cayó en el feudo del Real Madrid, en la prórroga, por un punto y tras desperdiciar una clara oportunidad de anotar la canasta que le habría concedido una victoria ante el que todo el mundo considera ahora mismo el gran favorito al título.

Los otros cuatro triunfos que jalonan esta reluciente racha han llegado en la Euroliga, un torneo en el que el Baskonia también va ganándose el respeto de todos los rivales, a pesar o a raíz de haberse clasificado como lo hizo para disputar la segunda fase del torneo. Tenía que ganar y lo hizo en las tres últimas jornadas de la liguilla regular. Primero cayó el Armani de Sergio Scariolo, después el Anadolu Efes y en la jornada definitiva, en un partido a vida o muerte, el Cedevita.

Ya en el estreno del Top 16, en uno de esos momentos en los que se mide de verdad el crecimiento de un proyecto, el Baskonia superó con contundencia al vigente campeón continental. Ante el Olympiacos sumó su décima victoria seguida. Ayer, frente al Fuenlabrada, la undécima. Pero Tabak quiere más. Quiere mantener la sana rutina de las victorias. La duodécima tendrá todavía más dificultad. Deberá robarla en su visita a la cancha del Maccabi.