Vitoria. El Pabellón Pisuerga va a convertirse esta tarde en escenario del juicio sin cámaras pero con taquígrafos al que se va a someter la ambición del Caja Laboral de Zan Tabak. Desde la llegada del técnico croata se ha visto a un equipo más sólido, en crecimiento, pero también se han detectado vicios y partidos en los que la ausencia de motivación ha puesto en peligro victorias que a la postre han acabado llegando. Son estos duelos, en cancha ajena y ante rivales en teoría de menor nivel, los que marcan la placidez con la que un equipo grande busca su sitio de cara al play off en una ACB en la que existen pocos destinos en los que la relajación quede sin castigo. Valladolid, desde luego, no es uno de ellos.

El cuadro pucelano, descendido y amnistiado, con una plantilla parcheada a última hora, se ha convertido en una de las grandes sorpresas de la temporada. Más allá del moderado talento del colectivo, Roberto González ha sabido armar un bloque muy sólido y que navega con holgura y cinco partidos ya de ventaja con respecto a las plazas de descenso. El Barcelona, vigente campeón liguero, mordió el polvo en la primera jornada ante el equipo castellano y más recientemente el Valencia Basket de Perasovic, igualado en el segundo puesto de la clasificación con el Caja Laboral, también probó de la medicina que se administra a orillas del Pisuerga a los visitantes que acuden a verlas venir.

Tabak no parece excesivamente obsesionado con prolongar la imponente racha de victorias que acumula tras su doloroso estreno en Kaunas. Ya son siete, entre las dos competiciones, que podrían ascender a ocho si esta noche logra que sus jugadores atienden a sus advertencias. Más que resultados, que también, lo que más desea el preparador croata es que el equipo siga creciendo y adquiera los automatismos que parecían faltarle, algo que está costando ante el frenético ritmo de partidos al que se está enfrentando. Apenas hay tiempo para entrenar.

Entretanto, mientras se consolidan las mejoras, bastará con que la plantilla azulgrana mantenga la motivación que mostró ante Cedevita y Bilbao Basket. Si por el contrario afronta la cita con la desidia que mostró ante Lagun Aro y Murcia, la racha de victorias consecutivas con Tabak puede quedar zanjada en siete. El Blancos de Rueda no perdona las confianzas y ni excesos de ego.