vitoria. El Caja Laboral confirmó el viernes ante el Cedevita el acierto que ha supuesto el cambio de gobierno que la directiva impulsó ante la evidencia de que las cosas no funcionaban. La traumática maniobra de mandar a la calle a un icono del baskonismo como Dusko Ivanovic, cuya rescisión sigue coleando en los tribunales, sirvió para propiciar un cambio de rumbo que, de momento, ha permitido salvar el primer match ball de la temporada.
Zan Tabak ha metido al cuadro azulgrana en el Top 16. El croata ha sabido inocular su fe a una plantilla de la que muchos dudaban y ha amarrado el primer gran objetivo de la temporada. Desde su llegada, en su primera rueda de prensa, mostró plena convicción en sus capacidades para revertir la situación y devolver al equipo la élite continental. Y lo ha conseguido.
Bajo su mando, al abrigo de una metodología radicalmente distinta a la de su predecesor, el conjunto vitoriano ha recuperado la cordura y ha ofrecido sus mejores prestaciones. En Euroliga, sin ir más lejos, tres de las cuatro victorias que han propiciado la clasificación a la segunda fase han llegado tras el relevo. Y en la ACB los registros no son peores. Tabak, obviando su estreno en la pista del Zalgiris, acumula seis victorias consecutivas (tres en cada una de las competiciones).
Atrás han quedado los recelos que algunos abrigaban ante la presunta inexperiencia del nuevo entrenador baskonista. A pesar de que apenas ha dispuesto de tiempo para desarrollar entrenamientos de calidad, como consecuencia de un calendario frenético, poco a poco se va percibiendo su mano en el juego del equipo. Aunque en algunos casos se trata de detalles, el cambio resulta ya evidente. Pero su gran mérito no reside sólo en su habilidad para modificar aspectos tácticos o técnicos. Su principal logro pasa por haber logrado reactivar anímicamente a un equipo que deambulaba con la cabeza gacha y sin confianza.
Tabak ha democratizado el vestuario. Se ha ganado el favor de sus hombres y ha conseguido que la mayor parte de ellos empiece a ofrecer su mejor nivel. Muchas veces basta con pequeños gestos, concesiones, que en ningún caso significan que el entrenador pierda autoridad. Más bien todo lo contrario, obtiene legitimidad. Y de eso Tabak, que pretende que todos los elementos de la plantilla se sientan implicados en el proyecto, sabe un rato.
Lo demostró ante el Cedevita. Con el duelo ya resuelto y algo más de dos minutos por jugarse, adoptó una decisión que podría haberse ahorrado pero que a buen seguro le habrá permitido ganar todavía más crédito en el vestuario. El técnico croata retiró en el tramo final del encuentro a algunos de los jugadores que habían brillado, y que salieron de la cancha ovacionados, para dar entrada a los que menos protagonismo han tenido desde su llegada. Taylor Rochestie y Unai Calbarro tuvieron ocasión de disputar los últimos minutos del choque. Pero incluso en eso tuvo tacto Tabak, que primero dio entrada al base y pocos segundos después al poste vizcaíno, a quien quiso premiar el oscuro trabajo que ofrece en cada sesión de entrenamiento.
Forma parte de una estrategia que por el momento está dando frutos, más allá de que algunas piezas del rompecabezas se empeñen en sembrar aún algunas dudas. El nuevo preparador azulgrana quiere democratizar también la presencia en pista de sus jugadores. Quiere que todos se sientan importantes para ser importantes. Y así lo ha manifestado. Desaparecen las etiquetas y la rígida distinción entre titulares y suplentes. Nadie alcanzó los 25 minutos de juego ante el Cedevita. Esa va a ser la tónica. Cada jugador tendrá su rol, más allá de que comience el partido sobre la cancha o sentado en el banquillo. Por el momento, está funcionando.
Tabak ha desactivado la primera bomba que habían puesto en sus manos. Y eso le concede tiempo para seguir armando su proyecto. Por ahora sólo han cambiado detalles. El equipo ha mudado de actitud, ha mejorado en aspectos relacionados con el esfuerzo y la concentración como las pérdidas de balón y el rebote y se han podido apreciar un paso adelante en cuanto a la actividad defensiva, donde también el croata ha realizado algunos ajustes. Pero ahora llega lo gordo, queda mucho por hacer para lograr que el equipo de verdad pueda desarrollar todo su potencial.
seis victorias en siete partidos A medio gas, o al menos estando por debajo de su máximo nivel, el Caja Laboral de Tabak ha acumulado registros de equipo de primer nivel. Cuando tomó las riendas de un colectivo deprimido y sumido en la desconfianza y el miedo, la situación en la Euroliga (una victoria y cinco derrotas) se presagiaba muy negra. Pero tras la debacle de Kaunas, a la que el croata se presentó sin apenas conocer a sus jugadores, han llegado tres triunfos seguidos que han dotado de crédito y confianza al plantel. En la ACB, donde el rendimiento había sido un tanto errático, Tabak ha sumado tres triunfos en otros tantos partidos que sitúan al Caja Laboral segundo, sólo por debajo del todopoderoso Real Madrid de Pablo Laso.
Quedan muchas páginas por escribirse aún en la enciclopedia de este curso. El Baskonia se ha ganado el derecho a partir de cero otra vez. Tras certificar su retorno a un Top 16 del que nunca debió faltar, vuelve a disponer de todas las opciones para pelear por los títulos, por todos, que al fin y al cabo era el objetivo que se había fijado la directiva para la presente campaña. Ahora a Tabak se le presenta la fase más difícil. Le toca a la directiva, que tras consumarse la clasificación acelera las gestiones para ello, mover ficha en el mercado para apuntalar un plantel que mantiene algunas deficiencias estructurales que no pueden obviarse con uno u otro entrenador. El piloto, al menos por ahora, se ha hecho acreedor del coche que pusieron en sus manos.