Pues no estaba muerto. Quizás de parranda, como dice la canción popularizada por Peret. Su aspecto desorientado lo da a entender: pelo desaliñado, como su vestimenta cuando se le ve fuera de las canchas, mirada perdida... Rochestie no cambió ayer su semblante distraído en un encuentro que le devolvió a la vida, compartiendo batuta con Heurtel. El francés, por contra, pone cara de velocidad, frunce el ceño y ataca la canasta. Rochestie, sin embargo, parece estar en un entrenamiento de juveniles. Se mueve por la pista andando, mira a Tabak, asiente con la cabeza y marca jugada. Ese aparente pasotismo parece ahora la confianza de quien lee el juego con naturalidad. Ayer su segundo cuarto fue soberbio.

Tanto que dejó sentado a Carlos Cabezas durante todo el choque. Es un misterio si la hoja de ruta de Zan Tabak dictaba este recorrido o si improvisó al comprobar cómo se las gasta Rochestie cuando está cómodo sobre el parqué. Ayer lo estuvo. Saltó a la cancha en el segundo cuarto y no la abandonó hasta la reanudación. Guió al equipo en sus mejores minutos, con diferencia, dentro de un partido mediocre. Y lo hizo con un estilo que, cuando menos, descoloca.

Las lesiones y los altibajos del equipo no han permitido, aún, conocer la verdadera medida del norteamericano pero el partido que realizó ayer es una buena noticia para el baskonismo. Parecía que Cabezas ofrecía el contrapunto ideal al estilo de Heurtel. Parecía que Rochestie no estaba. Se ha llegado a especular, y mucho, en las últimas semanas con la marcha de éste, pero su encuentro de ayer pone en solfa esa rumorología. Asimismo, el asentamiento de Cabezas como segunda batuta también está ahora en entredicho. El andaluz no pisó ayer la cancha en un partido donde, todo hay que decirlo, los bases se salvaron de la quema.

convivencia pacífica

Heurtel, Rochestie y Cabezas

Zan Tabak ya adelantó a su llegada, con su verbo correcto pero explícito, que el reparto de los minutos entre los bases era algo que no le gustaba, que había que cambiar. Aunque se apresuró en advertir de que todavía no sabía cuál sería la fórmula. El Baskonia pre-Tabak tenía varios debes y, sin duda, éste era uno de ellos. Heurtel no ha perdido la titularidad en toda la temporada pero se alternaba en cancha demasiado con sus otros dos competidores. Si un jugador ha de tener cierta continuidad sobre el parqué, puede que los bases necesitan más de esa confianza. La fórmula de repartir minutos a cuentagotas no funcionó.

Ahora Tabak deja a sus directores en la cancha por periodos amplios. Para que puedan sentirse cómodos y, si un día toca quedarse en el banquillo, pues a quedarse en el banquillo, aunque esto sólo le ocurra a Rochestie y Cabezas. Similar modelo acoge un Real Madrid que, de la mano de Pablo Laso, está realizando un baloncesto a la altura de los mejores de Europa. Por ahora, la fórmula funciona, así que habrá que acostumbrarse a prescindir, por momentos, del americano o del andaluz. Si funciona...