NO tengo constancia de ello pero si Heurtel es aficionado a la tauromaquia es currista. Seguro. Si le gusta el fútbol es más probable que sea de Mágico González o Romario. En cuestiones musicales, el galo preferirá la improvisación al orden de la partitura.
Esto, al menos, desprende la figura de un jugador de baloncesto genial. Paro lo bueno y para lo malo. Muchos son de la idea de que a Heurtel aún le queda un trecho para vestir, sin discusiones en torno a él, la camiseta del Baskonia como base titular. Entre esos muchos los integrantes de la cúpula directiva de un Bakonia que quiso cederlo en verano para que se fogueara bajo contextos menos exigentes. Pero no fructificó y, ahora, el galo manda en este Caja Laboral desde la dirección.
Pese a los tres bases, pese a los intentos por enviarlo lejos de Gasteiz esta campaña, nadie le ha quitado la batuta. Es más, cada partido que pasa está más asentado y sus competidores en este ámbito tienen menos papeletas para robarle minutos. Cabezas no acaba de ofrecer el contrapunto calmo a las revoluciones de las que dispone el francés. Sus números no son malos pero no acaba de hacer fluir al equipo. De Rochestie, mejor no hablar. El norteamericano, que vino con unos números asombrosos en la liga francesa y en el Preeuropeo comandando al combinado revelación, Montenegro, no ha aparecido aún por Gasteiz salvo el par de partidos que jugó antes de su lesión donde mostró su clase. Hay quien dice que todavía no se ha recuperado bien de su lesión y quien defiende que ya está fuera del equipo. Sólo el tiempo lo dirá.
Por el momento es Heurtel quien dirige, desde el parqué, los designios de la nave baskonista. El francés sigue cometiendo los mismos errores pero en menor cantidad. Sigue mostrando aquellas pinceladas de calidad que ahora son brochazos. Para engrandecer la leyenda que va gestando en su corta estancia en Vitoria, Heurtel confesó tras el choque que había jugado con náuseas. "Hoy estaba enfermo, tenía ganas de devolver", aseguraba el talentoso base francés.
Habrá que darle de comer kebabs todos los días porque su inestabilida estomacal se plasmó, sobre la cancha, en un flujo de juego imparable. En el último cuarto para ser exactos. Antes había cumplido con suficiencia, todo hay que decirlo. Pero lo del último acto fue un auténtico recital.
Un recital o más bien un musical con cierto aire tétrico y heroico a la vez. Del pavor a la épica. Cada acción, en estos últimos compases, del galo fue para llevarse las manos a la cabeza antes del brinco pertinente con cada canastón que consiguió. Así es Heurtel. Probablente no acierte con un tiro cómodo en buena posición pero si le das dos segundoa para anotar un lanzamiento escorado... Ya lo demostró en la trascendental victoria de la pasada jornada europea ante el EA7 donde anotó la canasta del triunfo final. Si el Baskonia sigue vivo, es de justicia reconocer que se debe en gran parte al hombre que no tenía hueco en la plantilla en verano.
confianza
De Dusko a Zan
Y es que una de las razones que invitaban a mandar al galo lejos de Gasteiz este curso para que creciera es su inmadurez sobre el parqué. Su falta de criterio en ciertas ocasiones, ayer lo tuvo, demandaba a un preparador más sútil para moldearlo, con mano izquierda. Un perfil opuesto al de Dusko Ivanovic. No es la primera ocasión que se acuerda de él pero ayer Heurtel volvió a dejar constancia de que, a las órdenes de Dusko, no podía ser él. "Con la confianza del entrenador, me siento muy bien este año", declaraba en referencia a la permuta en el banquillo baskonista. Ahora Heurtel no mira a su técnico como pidiendo que no le quite cuando falla y esto, en un jugador de sus características, es un gran apoyo.