Vitoria. El pasado verano, cuando Josean Querejeta trataba de buscar una salida que le permitiera realizar sin traumas el cambio de entrenador, Sito Alonso vivió una situación curiosa que a punto estuvo de dejarle compuesto y sin equipo. El preparador madrileño, a quien el máximo mandatario del club vitoriano consideraba como una óptima opción a quien confiar el nuevo proyecto del Caja Laboral, llegó incluso a presentar su dimisión un día antes de que se cumpliera la fecha en la que su contrato se renovaba de forma automática. Su postura, que coincidió en el tiempo con los momentos en los que Olympiacos y Panathinaikos buscaban técnico y llegaron a meditar seriamente la posibilidad de contratar a Dusko Ivanovic, generó gran consternación en San Sebastián. Al preparador madrileño en un principio no le preocupó en exceso. Tenía ante sí la oportunidad de dirigir a uno de los grandes equipos del continente. Pero luego le tocó recular.

Tras quedar cerradas todas las puertas de salida posibles para Ivanovic, a Sito le tocó sentarse de nuevo a negociar con la directiva del GBC, que hizo borrón y cuenta nueva y trató de configurar un equipo de garantías para, como poco, aspirar a realizar una campaña tan brillante como la pasada. Los fichajes fueron llegando y por momentos el proyecto fue adquiriendo una pinta más que interesante. Parecía un sueño, que al final se ha convertido en pesadilla. El Lagun Aro se ha metido en un lío enorme tras firmar un horroroso arranque de campaña que, al contrario que en anteriores ejercicios, en lugar de ir mejorando poco a poco a estas alturas de curso continúa en caída libre.

El equipo que medirá este mediodía (12.15 horas) la progresiva recuperación anímica del nuevo Caja Laboral de Tabak apenas ha sido capaz de sumar una victoria en las nueve primeras jornadas de competición y se encuentra en el vagón de cola de la clasificación. Lo más grave de la situación es que el equipo donostiarra, mientras progresivamente se ha ido cayendo el precioso castillo de naipes, ha presentado este deficiente bagaje tras enfrentarse a muchos de los equipos que en teoría tratarán de eludir el descenso. Con el derbi de hoy, que será el cuarto encuentro oficial de un Tabak que ha sumado dos triunfos tras su bochornoso estreno en Kaunas, el Lagun Aro emprende una dura travesía por un calendario que ahora le depara a los rivales de la zona alta.

De no ser por el historial reciente de un Baskonia que ha demostrado una encomiable capacidad para pasar del cielo al infierno en cuestión de horas, el de hoy podría considerarse como un partido sencillo, pero no lo es. En primer lugar porque el combinado guipuzcoano ha cerrado filas. Sito ha dejado claro que no quiere tener en el vestuario a nadie que no quiera estar, y el club ha apartado de la disciplina del equipo a Korolev, que es el protagonismo del último incidente que ha acabado por emborronar lo que parecía el ilusionante retrato de un equipo con aspiraciones.

La realidad ha sido bien distinta. Tras haberse frustrado algunos fichajes, como el del exbaskonista Chris Lofton que tuvo que dejar el equipo por problemas de espalda, y haber dado otros (Guille Rubio y Qyntel Woods) un rendimiento peor del esperado, el Lagun Aro pretende aprovechar la visita del vecino para sumar una victoria de prestigio que alivie su angustiosa situación clasificatoria y le permita de paso adquirir moral de cara al complicado calendario que le aguarda el próximo mes. El Baskonia, que podría volver a tener la baja de un Nemanja Bjelica que el jueves jugó muy tocado, tampoco está para regalos. Debe cumplir con su trabajo antes de pensar en el choque de Estambul.