HA habido que estar contra las cuerdas. Al borde de la eliminación europea. De lo que hubiera sido el mayor fracaso en la historia moderna de un club acostumbrado a dar la talla siempre. La derrota ayer en el Buesa Arena hubiera corroborado las malas sensaciones que el plantel baskonista ha desprendido en la práctica totalidad de esta Euroliga. Finalmente no fue así.
El Baskonia fue ayer el fénix que renace de sus cenizas. Durante el partido de ayer en el Buesa Arena se vieron las dos caras que están haciendo del Caja Laboral un equipo bipolar en este curso 2012-13. Si contra el Anadolu Efes el equipo se iba al descanso con 18 puntos de ventaja y, en el segundo tiempo, dilapidaba esa ventaja dejando bien a las claras sus carencias, en esta ocasión el guión fue el opuesto. El equipo que ahora dirige Zan Tabak fue una caricatura en la primera mitad. El partido de hace una semana en Kaunas acudía al subconsciente del baskonismo que languidecía desde sus butacas implorando por que esta Euroliga se acabara ya. El año que viene Dios diría.
Pero en ese momento resurgió el mejor Caja Laboral o, al menos, la mejor versión que este equipo puede aportar a día de hoy. Es un misterio qué les dijo Tabak a sus pupilos en el intermedio o si fueron los propios jugadores quienes se conjuraron para sacar adelante este partido a vida o muerte pero lo cierto es que tras el descanso salió otro equipo.
En los dos primeros cuartos el Baskonia se quedó en unos paupérrimos 28 puntos. Apenas anotó por una razón. Apenas tiró. Los ataques se embarullaban, los jugadores se perdían moviendo el balón en demasía. El concepto del extra ball era acuñado por los azulgrana en un grado superlativo. Excesivo, mejor dicho. Quizás por ahí fueran los tiros de la supuesta charla técnica que recibieron los jugadores al descanso, porque tras él se vio a un Baskonia valiente. No muy acertado pero valiente.
De hecho esta valentía se tradujo, en los primeros minutos del tercer cuarto en precipitación. El pundonor del que hacía gala el equipo llevaba al Baskonia a recortar apenas un par de canastas en sus mejores momentos. Esto hacía perder la fe. Pese a que se atisbaban síntomas de recuperación, parecía que seguía existiendo un cortocircuito en ataque.
Sin embargo, el equipo no se doblegó. Los jugadores azulgrana tuvieron ayer la virtud de creer y existió un hombre que capitaneó este propósito. San Emeterio se echó, como otras tantas veces, el equipo a sus espaldas. Detrás estuvo un recuperado Lampe, a quien se le vio batallar como nunca y así debe de ser siempre; un siempre implicado Nocioni; y un Nemanja cuya ausencia ha sido un enorme lastre para este equipo.
De hecho, el serbio estuvo a la cabeza, junto al polaco -líder con 6-, del apartado estadístico que mejor explica la victoria local: el rebote ofensivo. Los azulgrana sólo capturaron un rechace en ataque en la primera mitad. En la segunda quince.
Sergio Scariolo definió ambos factores a la perfección en la rueda de prensa posterior a una derrota que, dijo, le escocía como pocas por haber estado el Baskonia sólo una vez arriba en el marcador y por haber perdido la posibilidad de dejar sellado su pase al Top 16. "El alma de San Emeterio no la tienen muchos. Hace que un jugador bueno pero que no es el mejor atleta ni el mejor tirador sea lo que es él", explicaba. Y un jugador como él define a un equipo como el Baskonia.
No es un hombre alto pero reboteó. No es técnicamente el más dotado de la plantilla pero se las apañó para sortear rivales en penetraciones imposibles. No es tirador pero encestó el triple que empató el partido en el último suspiro.
San Emeterio condujo ayer a la victoria al equipo desde el estado anímico. Ese que Tabak dice, día tras día, que hay que revitalizar. Ese que el propio entrenador considera está asociado al físico. Ayer fue suficiente con esta muestra de carácter a la que se sumó un Lampe magistral, Nocioni -como siempre-, Nemanja. Mañana quizás no. La buena noticia es que son dos ya los partidos que se han sacado adelante tras el fiasco de Kaunas. Al equipo le falta, pero da muestras de recuperación. Queda un trecho pero se ha emprendido el camino. Próxima estación, Estambul.