Vitoria. Más allá de cuestiones técnicas o tácticas, Zan Tabak ya advirtió de que su llegada a Vitoria debía servir para que el equipo experimentara cierta metamorfosis anímica que le permitiera abandonar el estado depresivo en el que se encontraba. En Kaunas no dio tiempo a apreciar cambio alguno. Pero ayer sí. Ayer algunos jugadores que habían ofrecido un nivel preocupante durante las últimas semanas dieron un paso al frente.

Puede resultar chocante, pero los tres jugadores que cargaron sobre sus espaldas con el mayor peso del éxito ante Unicaja fueron también tres de los que peor habían rendido en los últimos partidos de Dusko Ivanovic al frente del equipo azulgrana. Lampe, señalado desde la grada, ofreció una actuación más que convincente. Lideró al equipo en anotación y se mostró ambicioso en el rebote. Heurtel y Oleson, por contra, jugaron con un desparpajo que no se les recordaba en las últimas citas. Ambos se soltaron el corsé y el equipo lo agradeció.