Vitoria. El Baskonia dijo ayer adiós a la Euroliga en esta campaña 2012-13, si no de manera oficial, sí de manera oficiosa. Sólo un milagro colocaría a los hombres de Zan Tabak en el Top 16 y este llamamiento a la épica se fraguó ayer debido a una defensa impetuosa pero falta de rigor y, sobre todo, un ataque totalmente ausente de criterio.

El Baskonia firmó ayer la pero anotación de su historia en competiciones europeas. En la Euroliga, competición donde se ha fraguado la historia moderna del club en el Viejo Continente, los azulgrana siempre habían superado los cincuenta puntos e incluso cuando se quedaron en guarismos que oscilaban entre los cincuenta y sesenta puntos, los baskonistas jugaron con tanteos bajos. Nunca se había recibido una reprimenda de esta índole.

En este doloroso ranking, tras la paupérrima anotación de ayer, se encuentran los 52 puntos anotados frente al AEK Atenas en la fase regular del curso 2000-01. En aquella ocasión los griegos sumaron 64 tantos. Dos puntos más se anotó frente a Unicaja en la 2002-03 también en la fase regular en un tanteo final de 71-54. En el play off de la 2007-08 los alaveses perdieron en el segundo partido de cuartos contra el Partizan por 76-55. Pese a esta derrota ganarían en Gasteiz clasificándose para la Final Four. Por último, Kaunas fue, también en el pasado, una de las plazas que presenció a uno de los Baskonias con menos tino. 58 puntos de nuevo en la fase regular de la temporada 2005-06, aunque en un choque que los baskonistas perdieron por tan sólo cinco puntos.

El equipo azulgrana apenas inquietó ayer a un Zalgiris que, poco a poco, fue dejando claro lo que es un equipo. Con mayúsculas, de los que sabe armar Joan Plaza. Si este Zalgiris es uno de esos equipos que enamoran a los entrenadores -no tanto al aficionado- , el Baskonia se colocó al extremo opuesto de este precepto.

Los alaveses promediaron poco más de once puntos por cuarto. Desolador. Nadie puede pedir a Tabak que cambié, en dos días, la dinámica de un equipo a la deriva y menos en su vertiente ofensiva, la que requiere un mayor trabajo de memorización de sistemas y de su ejecución para acabar por acometerlos con soltura. Pero lo de anoche rozó lo surrealista.

Los nuevos pupilos del croata apenas consiguieron una canasta fácil. No se buscaron situaciones de ventaja mientras los jugadores se dedicaban a hacer la guerra por su cuenta. Pudieron atisbarse ciertos intentos, en los primeros compases del choque, por parte de los baskonistas de buscar a Lampe en la pintura. De llevar a cabo un juego dentro-fuera crucial para el desarrollo de ataques equilibrados. De construir algo con sentido. Sin embargo, estos intentos duraron poco más de cinco minutos.

El Caja Laboral salía al parqué del Zalgirio Arena sin cambios prácticamente con respecto a la recientemente finalizada era Ivanovic. Con Heurtel, Oleson, Nocioni, Milko Bjelica y Lampe en el cinco inicial.

En los primeros compases se pudo apreciar esa búsqueda del polaco, quien estaba llamado a ser un referente ofensivo en este Caja Laboral pero al que, tras algunas buenas actuaciones el pasado curso, aún se le espera. Se podría apostar a que el polaco gozará de movilidad y de una buena ración de tiros en ataque. Sin embargo, la mayoría de los efectuados en estos comienzos de encuentro fueron, como siempre, muy abiertos. El poste claudicó a las primeras de cambio y optó, como suele hacer, por alejarse del aro jugada tras jugada. Demasiados interiores con alma de exterior en el baloncesto moderno.

Pero la propuesta baskonista se diluyó como una azucarillo en el café. La inconsistencia del equipo fue ayer preocupante por lo que transmite de cara al futuro. Mucho trabajo le queda a Tabak para enmendar, sobre todo, el espíritu de un colectivo que vagó como alma en pena por el parquet del Zalgirio Arena lituano.